La hidratación durante un viaje largo es fundamental para controlar la fatiga. Sin embargo, llevar una botella de agua en el coche puede resultar peligroso por varios motivos que hay que tener en cuenta.
El primer factor de riesgo es el llamado efecto elefante. Este viene a explicar que dentro de un vehículo en marcha la masa de un objeto se puede multiplicar por 60, por lo que en caso de impacto, si la botella está mal colocada y sale disparada, puede provocar graves daños.
Riesgo de impacto
También está el peligro de que al estar mal colocada la botella pueda colarse en los pies del conductor y obstaculizar el uso de los pedales, algo que podría provocar un accidente grave. Así, es fundamental asegurarse de que se coloca en un espacio seguro en el que quede fijada.
Por otro lado, no es recomendable beber al mismo tiempo que se conduce ya que provocará la perdida de contacto con la carretera. En concreto, los cuatro segundos de mierda que desatendemos la pista suponen avanzar varios metros a ciegas. Al mismo tiempo, también se suelen soltar una de las manos del volante lo que dificulta realizar maniobras rápidas.
Intoxicación y efecto 'lupa'
Otro de los riesgos que conllevan las botellas de agua dentro del coche es que pueden provocar una intoxicación si esta ha estdo durante varios días en el interior del mismo expuesta al sol y el calor. Durante el verano es fácil que el vehículo alcance los 40 grados, lo que facilita la reproducción de gérmenes dentro del envase. Tampoco se debe rellenar esa botella.
Asimismo, estos plásticos también pueden provocar un efecto lupa en caso de que el sol refleje. Esto puede ocasionar un incendio dentro del coche o quemar la tapicería.