Aunque hoy en día los videojuegos y los juegos de mesa parecen estar ganando la partida, los juegos de cartas clásicos vuelven a ponerse sobre la mesa para ofrecer partidas rápidas, entretenimiento para toda la familia y con un coste mínimo. Las barajas de cartas son baratas y dan para muchos juegos y posibilidades. Existen diferentes tipos de naipes, normalmente clasificadas por nacionalidades (baraja española, baraja francesa, baraja inglesa…) aunque se dice que la primera baraja se creó en China en el siglo XII.
En España, el primer vestigio de uso de naipes se da en Barcelona, en el siglo XIV. Los naipes o cartas permiten jugar a juegos clásicos o inventarse nuevos. Es precisamente su versatilidad la mayor clave de su éxito mundial. Juegos de azar, juegos de pensar o de estrategia, hay posibilidades para todos los públicos. Algunos de los juegos clásicos que están de moda son el relojito, el solitario, el cinquillo o las siete y media.
El cinquillo
Para jugar al cinquillo se necesita una baraja española y entre dos y cuatro jugadores. El objetivo del juego es ser el primer jugador en desprenderse de todas las naipes. Su mecánica es muy sencilla. Comienza el jugador que tenga un 5 de oros. Se siguen los turnos según el orden establecido y se podrá tirar a la mesa cualquier 5 o una carta superior o inferior del mismo palo de las que ya están en la mesa. Es decir, se colocan a modo de escalera, cuatro en total, una por cada palo.
Un truco para ganar el juego es tratar de desprenderse lo antes posible de las cartas más altas y más bajas (tanto los reyes como los ases), ya que son estas las que cuesta más sacar, especialmente cuando la partida esté muy avanzada. Aunque pueden jugar solo dos jugadores, lo ideal es que sean tres o cuatro para no saber a ciencia cierta qué cartas tiene el otro, por descarte.
Las siete y media
Las siete y media es uno de los juegos más sencillos, rápidos y para todos los públicos. Para que las partidas duren más, se pueden organizar mini campeonatos a varias rondas y apuntar un punto al ganador en cada una de ellas, de modo que al final de la sesión se declare un ganador en función del número total de rondas ganadas.
En este juego se da un valor a cada carta, en función de su número. El as vale 1, el 2 vale 2, el 3 vale 3… y así sucesivamente, hasta llegar a las figuras, que valen medio punto. Para jugar, se van robando cartas con el objetivo de que todas las cartas de la mano valgan 7 y medio. Si se pasa, se descalifica automáticamente. Cuando todos los jugadores deseen dejar de robar, se muestran las cartas para ver quién se ha acercado más.
Solitario
El solitario es uno de esos juegos que nunca pasan de moda y que, aunque han salido sus propias versiones para ordenador y móvil, sigue siendo un placer jugar con naipes. Lo mejor de él es que, como su propio nombre indica, es para un solo jugador, por lo que es ideal para momentos de confinamiento o simplemente cuando no se tiene a nadie que quiera jugar. El objetivo del juego es quedarse sin cartas.
Para colocarlas sobre la mesa, se pone una de muestra y se van robando naipes, de dos en dos, tratando de ponerlas sobre la muestra, por orden. Se puede iniciar un nuevo palo sacando un As.
El relojito
Es otro de esos juegos a los que pueden jugar los niños y que ofrece partidas muy rápidas y muy divertidas. De nuevo, lo ideal es hacerlo por rondas para ir sumando puntos y que gane el que primero llegue a una puntuación determinada.
Para jugar al relojito se reparten todas las cartas entre todos los participantes (cuatro participantes es el número ideal, para pueden jugar los que quieran, a partir de dos). Por turnos, se van tirando naipes al centro de la mesa, de una en una, siguiendo en voz alta una cuenta progresiva que comience en el As (As, dos, tres, cuatro…). Si a alguien le coincide su carta con el número que ha tirado, el siguiente jugador debe quedarse con todas las cartas que hay sobre la mesa (si se da cuenta). Si no se da cuenta, se lo queda él. Gana quien se quede sin naipes.