¿Qué pasa cuando cerca de 7.600 miles de millones de personas dejan de caminar por la Tierra casi a la vez? ¿Y si, del mismo modo, dejan de circular vehículos, paran las fábricas y se detiene el mundo? Son preguntas que no tenían respuesta, hasta la llegada de la pandemia del coronavirus.
El Covid-19 se expandió tan deprisa que llegó a distintos puntos del planeta a la vez, viéndose obligados muchos de sus habitantes a quedarse encerrados en sus casas por precaución. Algo que han reflejado los sismólogos con un descenso considerable de los temblores de la Tierra.
El impacto de la sociedad en el mundo
La Tierra ha temblado menos con el encierro obligatorio global que hemos vivido. Así lo ha podio afirmar la sala de alertas de la Red Sísimica Española, que ha registrado un descenso en las vibraciones del planeta. Un hecho que, a su vez, le ha permitido captar mejor los ruidos naturales de la Tierra.
El mínimo de temblores en España se produjo en las fechas de Semana Santa, cuando se decretó la paralización de las actividades no esenciales. Incluso, estos últimos días, los expertos registraron diferentes resultados dependiendo de las comunidades autónomas, ya que se encontraban en distintas fases de la desescalada.
La Tierra ha estado muy tranquila
Los aparatos de los que disponen los sismólogos son tan sensibles que son capaces de registrar si en una comunidad de vecinos se respeta el estado de alarma. Durante estos meses, su trabajo ha cambiado considerablemente gracias a que la ciudadanía no podía salir de sus casas.
Gracias al encierro obligatorio, los expertos han podido analizar mejor los ruidos naturales de la Tierra y han podido constatar que, en los últimos meses, nuestro planeta ha estado muy tranquilo y muy quieto. Una afirmación que demuestra el impacto de la humanidad en el mundo.