La Dirección General de Tráfico (DGT) está usando, cada vez más, los nuevos radares velolaser, unos aparatos de pequeñas dimensiones que se ubican en puntos que hacen que sea casi imperceptible para el conductor. Así, si el que conduce no ve la máquina no modifica su velocidad en carretera y, si viene circulando por encima de lo reglamentado, hace saltar el radar y se tramita la multa.
Se trata de unos miniradares que se colocan pegados a los guardarrailes de forma imperceptible, y su único interés es el de evitar el efecto frenazo. Justamente aquello que no consiguen erradicar los tradicionales trípodes, los visibles drones o el helicóptero Pegasus.
No es la única novedad
Como novedad, la DGT también está implementando los radares en cascada, que no suponen innovación tecnológica pero si una disposición diferente para cazar a más infractores. De esta manera, si el conductor frena en el primer aparato pero acelera en el siguiente, estos lo captarán y registrarán la infracción por exceso de velocidad.
No podíamos dejar de hablar de innovación en radares sin comentar los once drones de última incorporación, los que se usaron en Navidad, teniendo tres de ellos la capacidad de captar imágenes con fines sancionadores. Aunque aún no tienen apoyo mayoritario en cuanto a su fiabilidad, ya que la organización Automovilistas Europeos Asociados cuestionó su validez y aconseja recurrir las sanciones que se pongan mediante este método.