La emigración a Cataluña por parte de la población andaluza es considerada como uno de los fenómenos demográficos más importantes de nuestro país en la etapa franquista. Y es que desde los primeros compases del siglo XX la gente comenzó a marcharse a lo que era una tierra con un sinfín de oportunidades para poder desarrollar una vida mejor. En el último periodo de la dictadura, la comunidad autónoma contaba con más de 840.000 andaluces residentes.
El éxodo rural era una práctica necesaria para poder evitar la incertidumbre en un futuro próximo. Aunque en los inicios la integración constituyeron un proceso difícil, gran parte de los emigrantes andaluces se quedaron para no volver. En la actualidad sigue habiendo casos de ilustres personalidades culturales que han encontrado en esta comunidad su hogar, como el de Cristina Morales García. La escritora granadina, afincada en Barcelona, que ha sido galardonada con el Premio Nacional de Narrativa 2019.
Un diamante en bruto
Aunque las condiciones por las que se emigra no sean las mismas que hace 50 años, el caso de Cristina es un claro ejemplo de que hay población andaluza que se sigue marchando a lo que se consideraba en aquel tiempo una tierra de oportunidades, cosa que a día de hoy sigue siendo. La joven galardonada se licenció en Derecho por la Universidad de Granada y actualmente compagina las labores literarias con su trabajo de intérprete judicial.
Considerada por la crítica como una de las jóvenes promesas de la literatura nacional, la granadina cuenta con una dilatada carrera a pesar de tener tan solo 35 años. Logró ganar, hasta en dos ocasiones, el Certamen Andaluz de Escritores Noveles. Cristina obtuvo la recompensa en las modalidades de relato y novela corta. Tras más de una década ha alcanzado la cima siendo la ganadora del Premio Nacional de Narrativa.
Un premio a la constancia
Hasta la propia escritora se mostró sorprendida cuando resultó ganadora de esta importante condecoración, ya que los escritores galardonados en ediciones anteriores contaban con una mayor trayectoria. El premio es otorgado por el Ministerio de Cultura de España a la mejor obra publicada en la modalidad de la narrativa. Está dotado con un premio en metálico de 20.000 euros y, entre otros, lo han ganado autores como Miguel Delibes o Ana María Matute han recibido este reconocimiento.
Lectura fácil, su última novela publicada, ha sido la seleccionada para recibir el premio en este mes de octubre. El jurado reconoció que la propuesta radical y original del libro de Morales fueron algunos de los factores para que la balanza se inclinase a favor de la escritora granadina. Esta misma novela ya ganó el Premio Herralde el pasado año.
Espíritu reivindicativo
"Ni amo, ni dios, ni marido, ni partido, ni de fútbol" son las cinco palabras que presiden la portada de la novela y que en un principio iban a constituir el título de la obra. Lectura fácil fue el título elegido finalmente para denominar una obra. Una obra que, por su carácter combativo y reivindicativo parece haberse convertido en inspiración para algunos manifestantes que han salido a las calles de la Ciudad Condal para protestar por la situación derivada del proccés.
La trama de la novela gira en torno a la vida de cuatro mujeres que comparten piso en Barcelona. Las cuatro sufren discapacidad intelectual y se encuentran en un ambiente marcado por los desalojos, la precariedad y las asambleas anarquistas. La polémica que se ha generado alrededor de la obra ha llegado a provocar que una corriente determinada de personas pidiera la retirada del premio concedido. O incluso (no sin cierto aire de demagogia) interpelando a la propia autora a que renuncie al premio en metálico. ¿Su crimen? Criticar el turismo desmedido de la ciudad en la que vive y la violenta actuación de algunos integrantes de la policía en las cargas contra los manifestantes.
Una generación prometedora
Cristina García Morales pertenece a una generación de autores españoles cuyo éxito en la literatura se ha producido de una manera muy precoz. La granadina comparte grupo con otras escritoras como Aixa de la Cruz Ventosa. La bilbaína, doctora en literatura y literatura comparada, formó parte de la promoción de jóvenes creadores de la Fundación Antonio Gala.
Recibió una beca para poder estudiar en Córdoba, justamente la misma que recibió Cristina en el año 2007. Sara Mesa o Marta Sanz son otras de las escritoras que forman parte de este mismo conjunto. Marta también consiguió ser galardonada con el Premio Herralde de Novela, al igual que Cristina con Literatura Fácil en el año 2018.