Ese día donde el terror cobra protagonismo y los más pequeños acuden a los portales de las casas en busca de truco o trato. Así es Halloween, una de las tradiciones importadas del continente americano que más arraigo está teniendo en los últimos años entre la población española. Durante el Día de los Todos los Santos las calabazas, los trajes y las figuras de los muertos adornan gran parte de los hogares y establecimientos.
Aunque Halloween sea una práctica que más popular también existen algunas celebraciones típicas de un lugar concreto, que también se llevan a cabo el día 31 de octubre. El Magosto o la Castanyada son un claro ejemplo de este tipo de costumbres. Esta última, celebrada en Cataluña, proviene de una antigua fiesta funeraria.
Una fiesta con más de 300 años de historia
La Castanyada y Halloween tienen un punto en común, una celebración en honor a los fallecidos. En el caso del encuentro típico catalán, originado a finales del Siglo XVII, los familiares se reunían para comer alimentos como legumbres, frutos secos o panellets. Toda esta comida estaba relacionada de algún modo con el alma de las personas que habían perdido la vida.
Las castañas tostadas representan un elemento importante dentro de esta celebración. Mientras que el fruto seco se tostaba o asaba los familiares aprovechaban para rezar una oración. Gracias a este ritual se hizo muy común la figura de la castañera, hoy en día u emblema a la hora de representar este tipo de encuentro. "¡Calientes y gordas! ¿Quién quiere, ahora que fuman?” clamaban las castañeras a la hora de vender su producto.
Cataluña como centro neurálgico de la celebración
La Castanyada forma parte de un ritual de los Paisos Catalans (formados por la Comunidad Valenciana, parte de Aragón, Islas Baleares y Andorra). En algunos de estos lugares se ha perdido la tradición y en otros se ha movido de fecha. Cataluña sigue siendo la comunidad referente en esta celebración.
Lugares emblemáticos de la Ciudad Condal empiezan a llenarse de puestos con castañas asadas para que nadie se quede sin provisiones a la hora de la celebración. Como diría el proverbio catalán “Per Tots Sants, castanyes y panellets”.