Garfield es uno de los personajes más reconocidos del cómic de los años 70. Su imagen ha saltado de las viñetas para protagonizar todo tipo de artículos de merchandising, desde camisetas hasta teléfonos. Estos últimos son los que están causando mayor revuelo actualmente, pues se ha conseguido resolver un misterio después de treinta años. Al parecer, desde hace mucho tiempo llegan a las costas de la Bretaña francesa teléfonos de Garfield que se vendieron en los años 80, sumando más de 200 piezas en 2018.
Esto sirvió para que la asociación Ar Viltansoú utilizara la imagen de los curiosos artículos de Garfield como pieza principal en su campaña para alertar sobre la cantidad de plástico que acaba en el mar, uno de los problemas clave a los que la Unión Europea tratará de poner freno en los próximos años. La campaña llegó a oídos de un granjero, René Morvan, quien ayudó a esclarecer el origen de estos teléfonos de Garfield.
Un contenedor perdido lleno de teléfonos de Garfield
Según contó René en unas declaraciones recogidas por AFP, fue a principios de los años 80 cuando vio las primeras caras de Garfield en estos objetos en la playa. Junto a su hermano, René exploró la zona hasta encontrar un contenedor perdido en una cueva marina. “Estaba abierto y muchas de las cosas que transportaba ya no estaban, pero había un montón de teléfonos”. Con la marea, cada poco tiempo se liberaban algunos, terminando por llegar a la playa y convirtiéndose en un misterio que no había encontrado respuesta.
A pesar de que se conoce el origen, pues operativos de Ar Viltansoú se desplazaron a la cueva para ver el contenedor perdido, se desconoce por completo su procedencia y qué ocurrió para que el barco perdiese el contenedor. “Nuestra asociación existe desde hace dieciocho años y desde que existe encontramos prácticamente en cada limpieza trozos de teléfonos Garfield”, ha señalado su presidente, Claire Simonin-Le Meur. Además de los plásticos que llegan al mar, la pérdida de contenedores con material es otro problema “silenciado”, pues se estima que cada año acaban en las profundidades marinas miles de contenedores que no se recuperan.