La preocupación por una vida sana es cada vez mayor, y eso por eso que cada vez más se usan complementos vitamínicos y otras fórmulas pensando que así se mejorará nuestra dieta. El problema viene cuando los usuarios comienzan a consumir estos productos sin ningún tipo de consejo o recomendación profesional, puesto que un mal uso puede inactivar su efectividad e incluso perjudicar a la salud. “Los complementos alimenticios son aquellos productos destinados a terminar de complementar la dieta, mientras que los suplementos van dirigidos a corregir un déficit provocado por el hecho de seguir una determinada dieta o por una patología”, explica Eulàlia Vidal, farmacéutica y profesora de la facultad de Ciencias de la salud de la URL-Blanquerna consultada por La Vanguardia.
Uno de los complementos más usados es el magnesio, que se suele usar después de jornadas de deportes maratonianas en las que se gasta mucha energía y nutrientes. No obstante, este tipo de complementos vitamínicos de poco sirven si se tiene una dieta equilibrada, porque no hacen falta. Básicamente, los complementos alimenticios son vitaminas, minerales, hierbas, aminoácidos, aceites grasos y enzimas, en forma de varias presentaciones, que contienen concentraciones altas de alguno de estos elementos, ya sean solos o en una combinación de varios de ellos.
Tirar el dinero
Entonces, ¿para qué sirven los complementos vitamínicos? El reportaje de La Vanguardia considera que para la mayoría de casos estos complementos vitamínicos son una pérdida de dinero. De hecho, serían completamente innecesarios si las personas llevaban una dieta muy variada y nutricionalmente saludable.
Los únicos que ofrecen un mínimo de rendimiento y eficacia son los complementos dedicados al rendimiento deportivo como la cafeína y la L-carnitina. Diversos expertos consideran que el único riesgo que deberían tener estos complementos vitamínicos son problemas para el bolsillo de los compradores.