En la provincia de Tarragona, en la comarca del Montsiá, uno de los pueblos más destacados es San Carlos de la Rápita. A pesar de que cuenta únicamente con unos 15.000 habitantes, es un municipio bastante popular entre los turistas, que acuden hasta él para descubrir sus lugares más emblemáticos.
En toda visita a San Carlos de la Rápita no puede faltar un paseo para recorrer su amplio patrimonio histórico, en el que destacan estos cuatro edificios que presentan desde la Oficina Municipal de Turismo de la localidad.
La Iglesia Nueva
La Iglesia Nueva de San Carlos de la Rápita es un edificio notable y singular. No se llegó a terminar y se identifica perfectamente, dada la época en que se construyó, con los grandes edificios destinados a funciones oficiales. Su planta y fachadas recuerdan a las iglesias del Renacimiento italiano. La orientación es de levante-poniente, condicionada por la referencia del gran Puerto de los Alfaques. Hay que destacar que la pared de poniente es la única que no tiene oberturas. Además, existe una entrada secundaria en la parte sur.
La arquitectura es fría, correcta y discreta. No se tiene conocimiento del proyecto ni del arquitecto que lo llevó a cabo, pero hay constancia de que Juan de Villanueva, maestro neoclásico por excelencia, intervino en la dirección de las obras del Canal de Navegación. El edificio, antes aislado y fuera del pueblo, está hoy dentro de la edificación urbana, cerca de la carretera, de cara al mar y preside la avenida luminosa y ajardinada hacia el Paseo Marítimo y las playas.
Los Porches
En la Plaça Carles III se encuentran dos islas de distinto uso. Uno de ellos es la actual casa de Laureano que, con sus columnas monumentales, parece un palacete. Todos los porches estaban apuntados pero sin cubrir. Es una visión que recuerda a la actual Iglesia Nueva. Al fondo está la Fuente del Ediclo, al lado de una vivienda que todavía perdura hoy en día. De la isla de casas también se pueden sacar conclusiones: éstas estaban diseñadas en planta baja y primer piso, como la actual casa del Añero, con balcones y ventanas enmarcadas.
Casa de Laureano / TURISME LA RÀPITA
Los porches quedan con la cubierta inclinada de teja y con una cornisa corrida que nivelaba toda la altura reguladora. De la cubierta salía una mansarda, que daba unidad al conjunto y las persianas a la valenciana. Las edificaciones recuerdan la vida social en la calle, al abrigo de los porches.
Los edificios-fuente de las Alamedas
En la zona de los porches, para solucionar el punto de inflexión tangencial entre el semicírculo y la recta, se proyectó una parte ciega, diseñándose un edificio-fuente de estilo neoclásico que con la altura interrumpe el ritmo de los arcos carpaneles justamente en el punto tangencial donde entraban en conflicto.
Este edificio-fuente está diseñado en base a unas pilastras ornamentales y está coronado por un frontón ornamental. De estilo neoclásico, en él impera el primitivismo, se vuelve a los orígenes de la arquitectura griega. Hasta el final del siglo XVIII, nadie había llegado a Grecia, ya que se encontraba lejos y pertenecía al imperio de los otomanos. A partir de su redescubrimiento se publicó un manual, del cual todas las cortes europeas tomaron modelo, aplicando los conceptos y órdenes neoclásicas. Pero el estilo clásico oficial, frío y cosmopolita fue poco imaginativo.
La Glorieta
La Glorieta presidía el extremo superior del eje mar-montaña de la ciudad de San Carlos de la Rápita. El edificio, exento e inacabado, había sido concebido por los urbanistas como un pabellón-mirador hacia el mar y la ciudad.
Sin embargo, esta perspectiva típica de la época se ha perdido debido a la construcción del edificio del Grup Escolar Vell, incluido dentro del recinto.