Pablo Picasso es uno de los artistas españoles más universales. Aunque nació en Málaga, las dos grandes ciudades de la vida del pintor fueron París y Barcelona. La Ciudad Condal, de hecho, “es una pieza clave para entender la vida de Picasso”, como apuntan desde Barcelona Turisme. Y es que en la Ciudad Condal pasó sus años de formación, recibida en la escuela de dibujo de la Llotja. “La academia, situada en un edificio gótico de la plaza Palau, quedaba cerca de su casa, en los Porxos d'en Xifré. Desde la terraza, el joven pintor malagueño observaba y pintaba los tejados y la luz mediterránea”.
Aunque han pasado más de cuatro décadas desde su muerte, la huella de Pablo Picasso sigue muy presente en Barcelona. Sólo hay que visitar alguno de estos cuatro lugares que forman parte de una ruta turística para darse cuenta de ello.
Casa Martí (Els Quatre Gats)
Encajonado en un callejón de Barcelona, el café-restaurante Els Quatre Gats ocupa los bajos de la Casa Martí. Desde un exterior con aire medieval, el edificio invita a entrar en un interior acogedor que fue el centro de los encuentros de intelectuales de la Barcelona modernista a finales del siglo XIX. En su planta baja, un cartel diseñado por Pablo Picasso invita a pasar a Els Quatre Gats, heredero del primer café, taberna y espacio de tertulia que fundaron en este mismo lugar Pere Romeu, Santiago Rusiñol y Ramón Cases.
Els Quatre Gats / ELS 4 GATS
Estuvo activo hasta 1903 y durante aquellos años intelectuales de la nueva bohemia y modernista de Barcelona se reunían para celebrar tertulias, espectáculos y conciertos. El joven Picasso frecuentaba mucho este local, donde por primera vez se expusieron sus dibujos. Este café-restaurante era la puerta de entrada a la Ciudad Condal de los nuevos gustos artísticos que venían del norte de Europa y especialmente de Francia, a la manera del café Le Chat Noir de París.
Museo Picasso
El Museo Picasso es una clara muestra del estrecho vínculo que el genial artista malagueño tenía con la ciudad de Barcelona. La colección permanente acoge en su conjunto un amplio fondo artístico de más de 3.800 obras de diversos períodos del artista, la mayoría de los cuales pertenece a su etapa de formación y juventud. El museo muestra también al visitante la extraordinaria serie de Las Meninas, pertenecientes a su época azul, y una amplia y dilatada programación de exposiciones temporales que complementan la colección permanente.
Actualmente el Museo Picasso está iniciando una nueva etapa de despliegue con la apertura de nuevos programas y líneas de acción destinados a convertirse en un espacio básico para el conocimiento y la educación, fomentando el espíritu crítico y la participación del visitante. Busca ser un espacio de diálogo mediante la activación de relecturas críticas y el ofrecimiento de nuevas perspectivas alrededor de la figura del artista y de la colección en general.
Frisos del Colegio de Arquitectos de Cataluña
Visitar la plaça Nova es situarse frente a la puerta de entrada de la muralla más monumental de la ciudad romana de Barcelona, pero también significa descubrir arte en diversos lugares, como por ejemplo el friso de Pablo Picasso del Colegio de Arquitectos de Cataluña.
Frisos de Picasso en el Colegio de Arquitectos de Cataluña / JOAN GIL - WIKIMEDIA COMMONS
En uno de los extremos de la plaza se encuentra este edificio, cuyo elemento más representativo son los frisos diseñados por el pintor malagueño y realizados con chorro de arena por el noruego Carl Nesjar: el ‘friso de los niños’ en la fachada de la calle dels Arcs, el ‘friso de los gigantes’ en la fachada de la plaza Nova y el ‘friso de la senyera’ en la fachada de la calle Capellans. Se trata de la única pieza del artista que hay en un espacio público de Barcelona.
Porxos d'en Xifré
Josep Xifré fue un rico indiano que había hecho fortuna en América. Al volver a la Ciudad Conda en 1840 decidió invertir parte de su riqueza en la construcción de un imponente edificio de viviendas: los Porxos d'en Xifré, nombre popular que le viene dado por la estructura soportal que rodea la planta baja de los cinco cuerpos que forman el edificio. Y precisamente éste es conocido por dos hitos: fue escogido como el lugar donde se hizo la primera fotografía de España y también sirvió de residencia a la familia Ruiz-Picasso cuando ésta llegó a Barcelona en 1895. Un pozo de historia escondida entre los porches neoclásicos de una elegante construcción junto al Port Vell.
El joven Picasso subía a menudo a la terraza del edificio, desde donde pintaba algunos de sus primeros paisajes urbanos. Son cuadros de las azoteas, el mar, la luz y la Barcelona de finales del siglo XIX, muchos de los cuales se pueden admirar en el Museo Picasso que se encuentra cerca.