Uno de los municipios costeros más populares del verano es Calella. Situado en la comarca del Maresme, en la provincia de Barcelona, sus playas son visitada cada año por miles de turistas durante el periodo estival. Pero el turismo también es un motor importante del pueblo durante el resto de estaciones, gracias sobre todo a los atractivos que ofrece.
Uno de los lugares más emblemáticos de Calella son Las Torretas. Situadas en el sur del núcleo urbano y cerca del Faro de Calella, son, sin duda, uno de los símbolos de la localidad; no en vano son un bien cultural de interés local. Se trata de dos torres ópticas, una con función militar y otra con finalidad comercial, que datan de mediados del siglo XIX que hoy en día están abiertas a los visitantes y cuya historia detallan desde el consistorio del municipio.
Estación de la Patona
En el año 1857 se levantó una torre de telegrafía óptica de uso civil, situada junto a la torre militar. Tenía el número 214 de la línea que iba de Montjuic a La Jonquera y se denominaba Estación de la Patona, al tomar el nombre del lugar encima del cual se edificó la torre.
Las Torretas constaban de dos plantas comunicadas por una escalera de caracol. El acceso al observatorio de la planta superior estaba prohibido a todas las personas ajenas a la guarnición, incluyendo las familias de los torreros. Mientras que el interior era austero y el mobiliario escaso.
La llegada del ferrocarril y el telégrafo eléctrico propiciaron su desaparición
El periodo operativo de la telegrafía óptica fue breve debido a dos factores. Por un lado, a la llegada del ferrocarril; por el otra, al uso del telégrafo eléctrico, que en un periodo de cierta estabilidad política y con motivo de la inauguración de la primera línea entre Madrid y Irún en 1854, garantizaba el funcionamiento sin tener que temer acciones de sabotaje.
Es por eso que, debido a las ventajas del ferrocarril y el telégrafo en cuanto a la seguridad y velocidad de las comunicaciones, las torres de telegrafía óptica dejaron de estar operativas en el año 1862.
Las torres de telegrafía óptica en Calella
La red catalana de telegrafía óptica militar situaba los telégrafos en la azotea de las torres y encima de campanarios u otras construcciones elevadas. En algunos casos, como por ejemplo en el de Calella, el telégrafo civil y el militar coincidían en el mismo emplazamiento, muy cercanos uno del otro, en Las Torretas.
La torre militar se levantó en el cerro de la Patona el 1848. Se edificó hasta los 83 metros de altura y estaba situada muy cerca del mar. Disponía de aspilleras, de una dotación de personal militar, y tenía el número 53 de la línea entre Girona y Barcelona por el interior. Sus referencias más cercanas eran las torres del castillo de San Juan de Blanes, por el norte, y de Caldetes, hacia el sur.
Las torretas de telegrafía óptica en Cataluña
En Cataluña, la Segunda Guerra Carlista o Guerra dels Matiners (1847-1849) aceleró el proceso de instalación de la red de telegrafía óptica, cuyo objetivo era el de garantizar unas comunicaciones rápidas, así como el de contribuir tanto a consolidar el nuevo estado liberal en el territorio catalán como a mantener el orden público.
La red de telegrafía óptica tuvo un uso restringido a las autoridades civiles y militares. La extensa red de telegrafía óptica de Cataluña (que se prolongaba hasta la frontera con Francia) estaba formada tanto por torres civiles como militares, y ambas contaban con estaciones de un gran valor estratégico.