Cataluña tiene infinidad de rincones por descubrir. Para hacerlo existen diferentes alternativas. Una de ellas la proponen desde la Agencia Catalana de Turismo: una ruta que parte desde Barcelona hacia los Pirineos catalanes.
Barcelona es la antesala del viaje, una ciudad con sorpresas que aguardan en cada rincón. Por ejemplo, un poco alejados del centro están tres iconos modernistas como el Park Güell, el Recinto Modernista de Sant Pau o la mundialmente conocida Sagrada Familia. Recorriendo otras calles más céntricas aparecen monumentos como la Pedrera, Santa María del Mar o vestigios de la antigua ciudad romana de Barcino. Aunque para vivir todo el esplendor de la ciudad también hay que visitar sus museos (Picasso, Fundació Antoni Tàpies, MNAC…), pasear por las Ramblas hasta la playa en un día soleado y reservar mesa en algún restaurante para saborear la cocina catalana.
El pasado industrial catalán
Rumbo al norte, el itinerario se adentra en la Costa Barcelona, que preserva algunas joyas románicas como el monasterio de Sant Cugat del Vallès y el pasado industrial catalán. El sector textil fue durante más de un siglo el motor económico de Terrassa y también hizo activar movimientos culturales como el Modernismo y el Novecentismo. Aún hoy es paradigma de este binomio industrial y cultural el mNACTEC, un museo que revive el pasado industrial catalán emplazado en una antigua fábrica modernista. Pero es que en Terrassa todavía se puede viajar más atrás en el tiempo en las iglesias de Sant Pere de Terrassa, un conjunto monumental formado por las iglesias románicas de Sant Pere, Sant Miquel y Santa Maria, en el antiguo núcleo visigótico de Egara.
Fachada del Museo de la Ciencia y de la Técnica de Cataluña / MNACTEC
Cambiando la ciudad por la naturaleza se llega al Parque Natural de Sant Llorenç del Munt i l'Obac. Con un clima mediterráneo, combina bosques espesos con riscos verticales y rocas redondeadas, que mezclan tonalidades diversas y forman un relieve peculiar lleno de monolitos, canales, grutas y cuevas. Encaramado en la montaña de la Mola está el monasterio románico del siglo XII de Sant Llorenç del Munt. La caminata para llegar allí es suave, de unos treinta minutos de duración, y las panorámicas desde esta ubicación son realmente buenas.
Món Sant Benet
Bajando de la Mola se puede hacer una parada en Talamanca, un pequeño pueblo rodeado de una atmósfera tranquila, con calles estrechas y casas de piedra que fue el escenario de una de las batallas más destacadas de la Guerra de Sucesión. Navarcles es el siguiente municipio por donde transita esta ruta hacia los Pirineos de Cataluña. Aquí el icono es el Món Sant Benet, un proyecto cultural, turístico y de ocio de una gran singularidad que reúne un monasterio medieval y la Fundación Alícia, un innovador centro internacional de investigación en cocina creado por Ferran Adrià.
Dos municipios ejercen de anfitriones para dar la bienvenida a los Pirineos de Cataluña. El primero es Santa Maria de Merlès, con sus tres iglesias históricas: la de Santa Maria de Merlès, la de Sant Pau de Pinós y la de Sant Miquel de Terradelles. El segundo es Borredà, un rincón pirenaico que atrae a muchos aficionados a la bicicleta de montaña y el senderismo.
En el corazón de los Pirineos catalanes
El viaje sigue su curso hacia el corazón de los Pirineos catalanes, donde se abre paso entre dos espacios naturales como la sierra de Queralt y la sierra de Ensija-Rasos de Peguera hasta que emerge en el horizonte el macizo del Pedraforca. Tiene un perfil particular y especial que ha atraído a escaladores de todo el mundo, convirtiéndose además en todo un símbolo de Cataluña.
Parque Natural del Cadí-Moixeró / BARCELONA TURISME
Avanzando por la carretera que bordea el pantano de la Llosa del Cavall se llega al Coll del Port, junto al Parque Natural del Cadí-Moixeró, donde crecen 1.400 especies y subespecies de plantas con flores y helechos, que representan alrededor de una tercera parte de la flora catalana. Se trata de un tramo de la ruta para recorrer reposadamente y admirar el paisaje antes de llegar a la Seu d'Urgell. Aquí, además de admirar la Catedral de la Seu, la única íntegramente románica de Cataluña, y el Museu Diocesà d'Urgell, también se pueden disfrutar de actividades al aire libre como rafting o piragüismo en el Parque del Segre, o las rutas en BTT.
La tierra de los minairons
A treinta kilómetros de la Seu d'Urgell, anclado entre tres valles, existe el término municipal de Les Valls d'Aguilar, la tierra de los minairons, unos seres fantásticos de tamaño diminuto presentes en la mitología pirenaica. Allí han creado un itinerario que recorre algunos rincones del municipio que habitaron los minairons.
El último pueblo de esta aventura por Cataluña le debe su nombre a un oficio: la producción de sal. Gerri de la Sal aún conserva las salinas, documentadas ya en el siglo IX, que fueron durante años su motor económico y que hoy en día se pueden visitar. Y desde allí el visitante podrá escoger si continuar en dirección norte hasta Sort o en dirección sur hasta la Pobla de Segur para poner el broche de oro a la ruta.