Aunque quizá el más famoso de España es el Camino de Santiago, existes otras rutas que transportan a los peregrinos hacia un viaje espiritual. Una de ellas, el Camino Ignaciano, concluye en Cataluña. Este itinerario busca recrear el camino que el caballero Ignacio de Loyola recorrió en 1522 desde su casa natal en Loyola, una torre-palacio en Azpeitia (País Vasco), hasta lo que se conoce como la Cueva de San Ignacio en la ciudad de Manresa, cerca del Monasterio de Montserrat (Cataluña).
“Después de su conversión espiritual en Loyola, Ignacio sintió el deseo ardiente de seguir a Jesucristo, como lo habían hecho ya muchos otros, y abandonó la vida que hasta entonces había llevado como hijo de una familia de nobles. Él decidió ir a contracorriente y se puso en camino hacia Jerusalén, siguiendo el Camino Real, que le llevaría a Barcelona. De allí pensaba salir en barco para proseguir su peregrinación a Tierra Santa”, señalan desde caminoIgnaciano.
650 kilómetros repartidos en 27 etapas
27 etapas a lo largo del País Vasco, La Rioja, Navarra, Aragón y Cataluña componen el Camino Ignaciano. 650 kilómetros que los peregrinos utilizan no sólo para ponerse en forma, sino también para ejercitar su espíritu. “Caminando en silencio y con recogimiento, pretenden avanzar paralelamente por los caminos terrenales y espirituales. La ruta ofrece todo tipo de herramientas y ejercicios que guían a los peregrinos en este viaje interior”, apuntan desde BCN+.
Desconectar de la vida cotidiana es uno de los retos principales de quienes emprenden este viaje espiritual. Realizando los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola, una serie de plegarias vocales y mentales que lo ayudaron a deshacerse de tentaciones y pensamientos inútiles y a trabajar la salud de su alma, es posible “hacer un paréntesis en las preocupaciones más mundanas”.
Cataluña, fin de trayecto
En las dos últimas etapas del Camino Ignaciano, de Igualada a Montserrat y de Montserrat a Manresa, existen espacios idóneos para el recogimiento interior: paisajes infinitos, senderos estrechos, imágenes evocadoras (como es la silueta de la montaña de Montserrat a contraluz, recortada en el horizonte), las pequeñas iglesias y ermitas que salpican el trayecto o los dos grandes templos que lo presiden: El monasterio de Montserrat y la Seu de Manresa.
Ruta completa del Camino Ignaciano / CAMINOIGNACIANO
Dormir en los albergues de peregrinos o en las celdas del monasterio de Montserrat, por ejemplo, ayuda a vivir todavía más la experiencia. Y al final del recorrido espacios como la Cueva de San Ignacio en Manresa pueden aportar satisfacción personal y gratitud, puesto que en ellos se ofrecen talleres de fin de semana y diferentes propuestas de formación espiritual.
A tener en cuenta antes de iniciar el Camino Ignaciano
Antes de emprender la marcha, el peregrino necesita obtener su credencial en alguna de las instituciones vinculadas al Camino Ignaciano. Este documento facilita la acogida del caminante en albergues y locales municipales y, al mismo tiempo, certifica su peregrinación si se sella al menos una vez por día andado. Las acreditaciones tienen un precio simbólico de 50 céntimos y los sellos pueden conseguirse en cualquier institución (casa consistorial, centro social...) o local (bar, tienda, albergue...) de las poblaciones que se atraviesan.