Un grupo de investigadores del Centro Alemán de Investigación de GFZ para Geociencias, ha demostrado que los cables de fibra óptica, a los que conocemos popularmente como cables de Internet, pueden ser una alternativa perfectamente fiable para lanzar alertas que prevengan la aparición de terremotos. Para ello, el grupo de investigadores, dirigido por Philippe Jousset, utilizó 15 kilómetros de cable de fibra óptica que se había instalado con anterioridad entre dos plantas geotérmicas de Islandia.
El objetivo era que el cable de fibra determinara si había alguna perturbación pero, para su sorpresa, el nivel de detección de movimiento era mucho más amplio de lo que se podía esperar. “Inicialmente no sabíamos qué podríamos registrar. Pero detectamos el tráfico local, la actividad sísmica e incluso peatones que pasaban. También la señal de un fuerte terremoto en Indonesia. Es casi tan bueno como un sismógrafo”, confirmaba el investigador Jousset.
Nuevos métodos en la detección de terremotos
Después del increíble hallazgo de estos investigadores, mediante el que ha sido posible evaluar la actividad sísmica gracias a cables de fibra óptica, la innovación tecnológica de otros dispositivos, como teléfonos móviles, también es una vía de estudio que plantea grandes posibilidades para detectar este tipo de movimientos sísmicos. Actualmente se está trabajando en teléfonos inteligentes y hardware de detección más asequible pero, no obstante, todavía son prototipos en fase de desarrollo.
Con respecto los cables de fibra óptica, los científicos advierten que el instrumento que debe adjuntarse a cada cable para que sea posible la detección de movimiento sísmico es muy costoso, aunque se está trabajando en alternativas más asequibles que potencien su funcionalidad. De hecho, muchas de estas redes cableadas están instaladas ya en algunos países como Japón o México, lugares de una actividad sísmica más activa, para avisar a la población local sobre posibles terremotos. Sobre esta base se asienta el futuro del cable óptico para estas prácticas, según asegura Elizabeth Cochran, geofísica del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS): “Hay miles de kilómetros de cables que ya cruzan las ciudades. Por lo tanto, si podemos acceder a estos cables y descubrir cómo interpretar los datos con precisión, entonces hay un potencial muy interesante para las redes de sensores muy densas donde quiera que haya cables”.