¿Puede un gesto tan común como el de sonarse la nariz llegar a tener consecuencias tan graves para una persona como las de una pelea? La respuesta es afirmativa y no hay más que echar un vistazo a uno de los últimos casos publicados en BMJ Case Reports para darse cuenta de que es así.
Hace aproximadamente un año una mujer de 36 años ingresó en el Hospital Universitario North Middlesx de Londres, Reino Unido, con signos evidentes de haber participado en una pelea a puñetazos. Sangraba por la nariz, decía que había perdido visión, tenía una hinchazón y un dolor extremo en el lado izquierdo de su cara. Todo hacía indicar que sufría lo que comunmente se llama fractura por estallido orbital, una lesión causada habitualmente por un traumatismo facial. Sin embargo, lo único que había hecho la mujer era sonarse la nariz.
Debilitación ósea
"Es algo muy raro. Nos encontramos con muchas fracturas en las cavidades oculares de personas que han participado en peleas y que reciben puñetazos. Pero nunca, nunca había visto algo así en una persona que simplemente se había sonado la nariz. Todo el mundo lo hace y nadie piensa que pueda provocar una fractura de cráneo”, ha explicado el doctor Sam Myers, encargado de atender a la paciente.
Doctora examinando una radiografía de cráneo / PIXABAY
Las causas de este desafortunado incidente no están del todo claras. Myers especula con que pudo deberse a una debilitación de la zona del cráneo cercana a los ojos, que puede deberse al hábito de la paciente de fumar unos veinte cigarrillos diarios. “Si cierras una fosa nasal y soplas, a veces esa presión puede ser bastante fuerte. Pero que la presión de sonarse la nariz sea igual de fuerte que un golpe... ¡Eso es bastante increíble!”, ha apuntado.
Recuperación satisfactoria
A pesar de lo increíble del caso, el tratamiento utilizado por el doctor fue bastante sencillo, ya que la fractura era limpia, la vista no se vio afectada de forma permanente y no requirió cirugía alguna. La mujer únicamente tuvo que tomar analgésicos y evitar temporalmente sonarse la nariz o practicar deportes de contacto, así como la recomendación de dejar de fumar.
Ahora, un año después del incidente, está prácticamente curada, aunque sigue sufriendo dolores diarios en el lado izquierdo de su cara durante unos periodos que van desde los treinta minutos a unas pocas horas.