Un equipo de científicos de la Universidad de Bristol, en Inglaterra, ha descubierto una increíble propiedad en las arañas: su capacidad para volar. Sin embargo, este comportamiento en los artrópodos poco tiene que ver con el aleteo que ejecutan el resto de animales capacitados para el vuelo.
Más bien, responde a una práctica conocida como vuelo en globo y se produce gracias a la segregación de seda que fabrican estos animales. Mediante estas hebras, las arañas pueden liberar un rastro durante varios kilómetros que les permiten mecerse arriba y abajo impulsadas por el viento, para alejarse de los depredadores peligrosos.
Impulsadas por la electricidad
La gran pregunta a la que se enfrentan los científicos es cómo consiguen elevarse estos arácnidos cuando no hay viento. Para ello, la respuesta a la que ha llegado el estudio es simple: mediante la electricidad.
Las arañas son grandes portadoras de la electricidad gracias a los pequeños pelos que poseen en sus patas. Mediante estos pelos, detectan campos eléctricos que les proporcionan la energía suficiente para que se produzca la elevación. A partir de aquí, levantan el abdomen y segregan un hilo de seda dejándose llevar por la electricidad atmosférica, incluso cuando no se produce la más mínima brisa.
Araña segregando seda / PIXABAY
La fuerza de los campos eléctricos
La conclusión de este estudio resulta de especial relevancia para poder conocer la ecología de estos animales y su influencia en los campos eléctricos. Así lo explica Erica Morley, una de las principales autoras del estudio: “Hasta ahora, se pensaba que las fuerzas de arrastre del viento o del calor eran responsables para este tipo de dispersión, pero nosotros hemos mostrado que los campos eléctricos, con intensidades encontradas en la atmósfera, pueden activar el 'vuelo' de las arañas y darles sustentación incluso en la ausencia de cualquier movimiento de aire”.
Sin duda, esta revelación aporta un nuevo descubrimiento en la condición de los artrópodos, algo en lo que los científicos han advertido que seguirán estudiando, extrapolando resultados no solo para arácnidos sino en otros animales con características similares.