Las personas que conducen vehículos habitualmente tienden a crear hábitos que, poco a poco, se van automatizando y realizando instintivamente. Sin embargo, la empresa bilbaína HTMBoxes alerta que algunos de ellos pueden tener consecuencias en el funcionamiento de las máquinas.
Para evitar este tipo de acciones que pueden llevar incluso a “serias averías”, a continuación se enumeran algunos de los hábitos más comunes y sus posibles consecuencias.
Mantener el pie en el embrague o la mano en la palanca de cambio
Por comodidad o por velocidad de reacción, los conductores tienden a mantener como postura normal el pie colocado en todo momento encima del embrague. Lo mismo pasa con los que posan la mano en el cambio de marchas, a pesar del peligro que conlleva por desatender el volante.
Aunque sean costumbres muy comunes en la conducción, mantener las extremidades en el pedal o en la palanca afecta negativamente a la mecánica. En el caso del embrague, este mal hábito acaba desgastándolo; mantener la mano en el cambio de marchas, por su parte, hace que se estropeen los sincronizadores de la caja de marchas.
Mantener la mano en la palanca de cambio de marchas puede afectar a su funcionamiento / UNSPLASH
Aumento brusco de la velocidad
Al pasar de cero a 100 kilómetros por hora no solo reducimos el tiempo que se tarda en llegar al destino, sino también el que se le da al aceite y al lubricante para atemperarse.
Los líquidos necesitan coger temperatura y conseguir la fluidez necesaria para engrasar la mecánica del vehículo y si este engrase es deficiente, reduce la vida útil del motor.
No usar el aire acondicionado en invierno
Por mucho que parezca una locura activar el aire frío durante los meses de invierno, es conveniente hacerlo ya que un largo periodo sin utilizarlo puede dañar el sistema.
El circuito de aire acondicionado lubrica todos sus elementos con los aceites que se incorporan en la recarga del mismo y detener su uso durante amplias temporadas puede resecar las juntas produciendo pérdidas de gas refrigerante.