Lo prohibido, se desea. Es algo que se puede aplicar en todos los ámbitos de la vida, especialmente en el sexo. Un estudio aparecido en The Journal of Sex Research bajo el título ‘¡Dios, no puedo parar de pensar en sexo! El efecto rebote en la represión fallida de los pensamientos sexuales entre los jóvenes religiosos’.
Este estudio señala las causas y efectos del comportamiento de los jóvenes religiosos en temas relacionados con su vida sexual y concluye como idea general que piensan más en sexo que el resto de adolescentes y, además, terminan sintiéndose mal por ello.
La investigación se basa en tres encuestas diferentes. En la primera participaron 661 personas y reveló que los jóvenes religiosos están más preocupados por el sexo que los no religiosos. En la segunda, con 522 personas, se extrajo la conclusión de que los jóvenes religiosos se preocupaban tanto por el sexo que esto influía negativamente en su bienestar. Y la última, con 317 personas, reveló que los jóvenes creyentes se sentían culpables por tener pensamientos sexuales, al mismo tiempo que mostraban comportamientos sexuales más compulsivos.
Sexualidad vs. Religión
“Crecí en una comunidad religiosa y todavía hoy me defino a mí mismo como religioso. Me había dado cuenta a lo largo de los años de que el tema de la sexualidad entre el público religioso es más complejo que en el que no lo es. También me di cuenta de que mucha gente religiosa está muy ocupada cuestionándose si su actitud sexual es normal o no”, señaló Yaniv Efrati, uno de los responsables de la investigación realizada por el Beit Berl College (Israel).
Adolescente rezando / PXHERE
“El estudio refleja, en mi opinión, la compleja realidad entre los jóvenes religiosos. Parece que el público religioso debería examinar sus formas en cuanto a la importancia de su discurso y la habilidad para relacionarse con la sexualidad y la educación sexual en las primeras etapas de la adolescencia”, apuntó Efrati. El investigador cree que “no sería prudente decir que la gente religiosa tiene una compulsividad sexual más alta que las personas laicas”. “Se definen así por los sentimientos negativos de vergüenza y culpa y el conflicto en el que viven: sexualidad versus religión”.