En el país nipón, los funerales constan de una ceremonia plagada de espiritualidad y tradición. Un monje recorre todo el templo dejando un rastro de incienso a su paso y recitando una oración budista en homenaje a las víctimas. Mientras, los asistentes acompañan atentos el sutra con caras de tristeza y resignación. Hasta aquí todo normal. Pero, ¿qué pasaría si te dijera que el difunto es un perro robot que ha dejado de funcionar? Esta peculiar despedida es la última moda en Japón.
Mascotas electrónicas
Un total de 114 perros robots han protagonizado la última fiesta de despedida celebrada en el templo de Kofukuji, en la ciudad japonesa de Isumi. Todos ellos pertenecen a la misma “raza”, el modelo Aibo que Sony sacó al mercado en 1999 y que dejó de fabricar en 2006. Un auténtico éxito de ventas que superó los 150.000 ejemplares únicamente en dicha región. Tal fue el vínculo entre el usuario y su mascota electrónica que ahora todos han querido darles su más sentido homenaje.
Funeral de perros robots en Japón / TOSHIFUMI KITAMURA
Hasta 2014, la propia compañía se encargaba de reparar los robots defectuosos. Un procedimiento que ya forma parte del pasado y que ha dejado a un centenar de animales sin la posibilidad de regresar junto a sus amos. Por triste que parezca, estos no han estado presentes en la ceremonia, pero sí han podido escribir una carta narrando los recuerdos que han compartido junto a su mascota. “Me siento aliviado de saber que habrá una oración por mi Aibo”, se puede leer en una de las misivas.
Los perros robots también tienen alma
Una vez que finaliza el funeral, los perros son embalados y trasladados a los diferentes locales de "A FUN" que hay distribuidos por el país. Esta es una empresa especializada en la reparación de productos tecnológicos antiguos. Las piezas que todavía se encuentran en buen estado sirven para resucitar o arreglar a otros perros robots cuya esperanza de vida es mucho más prolongada. "Hay gente que nos envía su robot porque creo que les tranquiliza donar su cuerpo más que tirarlos como a una simple máquina", explica Nobuyuki Norimatsu, el dirigente de A FUN.
Monje budista con uno de los perros del funeral / NICOLAS DATICHE
A muchos les ha sorprendido que auténticos monjes budistas se hayan prestado a este tipo de ceremonias, un desconcierto al que ellos responden asegurando que "la esencia del budismo habita en cualquier cosa [...]. Incluso las máquinas tienen una conciencia”. Afortunadamente, el pasado mes de enero Sony lanzó una versión mejorada del pequeño Aibo, que en esta ocasión incluye conexión a Internet e inteligencia artificial.