Las redes sociales como Instagram están llenas de influencers y modelos que promocionan todo tipo de productos y servicios de marcas mediante fotografías cuidadas y multitud de publicaciones. Sus seguidores se cuentan en miles o millones. Lo sorprendente ahora es que algunos de estos líderes de opinión y modelos no son reales, sino que son creados por ordenador como si de una película de efectos especiales se tratasen.
Lil Miquela es una de estas influencers que no existen, que ha sido generada mediante CGI y que tiene más de un millón de seguidores en Instagram que interactúan constantemente en sus publicaciones pese a que queda evidente que no es real. En sus fotografías aparece posando con la ropa de las marcas que pagan para que vista su ropa. Incluso muestra publicaciones en las que queda con amigos. La cuenta es real y la modelo no, pero el efecto influencer sigue siendo el mismo y genera ingresos mediante publicidad. Aparece en portadas de revistas y forma parte de campañas de marcas como Prada.
Una competencia para los de verdad
Al igual que Lil Miquela, hay otros muchos modelos falsos creados por ordenador. Todos estos están disputando una parte del sector a los influencers de verdad. Para que empaticen con su público les dotan de una personalidad clara que definen por el tipo de fotografías que publican, los textos que las acompañan o la ropa que llevan, o incluso se adhieren al movimiento Black Lives Matter. Y es que llegan al punto de inventarse conflictos entre estos modelos virtuales y suben imágenes en las que explican que han recuperado la cuenta tras un supuesto hackeo. Como si se tratara de una persona más.
Más allá de ser una creación virtual, el resto de elementos sigue los mismos patrones que cualquier otro modelo de redes sociales. Y por el momento no publican vídeos en los que aparezcan ellos, posiblemente, por las evidencias visuales que tendrían