"Si pudiera regresar y hablar con mi yo de 17 años, le diría que el cáncer de piel es evitable. Le diría que no se metiera en esa cama de bronceado, que usara crema de protección solar, que utilizara ropa protectora. Las personas te van a querer por lo que eres en el interior, no por tu apariencia”. Son las desgarradoras declaraciones de Lisa Pace, una mujer de 42 años que hasta el momento ha sido sometida a 86 operaciones debido a un cáncer de piel.
Esta entrenadora de baloncesto tuvo que aprender la lección a base de golpes. Y es que cuando era una adolescente Lisa Pace estaba disconforme con su piel pálida y le puso remedio utilizando camas de bronceado de forma sistemática. "Comencé a broncearme todos los días o con un día por medio. Era adictivo. La gente decía: 'Te ves tan bien, te ves morena', y eso me alentó”, recuerda.
Primero en la pierna, después en la cara
En el año 2000, cuando tenía poco más de 20 años, le fue diagnosticado su primer cáncer de piel, un melanoma en su pierna. Aunque no le dio demasiada importancia hasta que la situación fue peligrosa y tuvieron que operarla. Pero esto no hizo que recapacitara: a los pocos meses de salir del hospital regresó a las camas de bronceado.
Año y medio después de su primera operación pasó de nuevo por el quirófano, esta vez para extirparle un cáncer de piel en su cara. Fue entonces cuando se percató de la situación. Tenía que cuidarse la piel, pero ya era demasiado tarde. El daño que el sol había causado sobre su cuerpo era tal que cuando cumplió los 30 años ya había sido sometida a cincuenta operaciones en todo su cuerpo. "Empecé a encontrar manchas en la piel yo misma. Estaban en mis brazos, piernas, espalda, pecho, cara y nariz", relata Pace.
Un icono para concienciar a la población sobre los peligros del sol
Hoy en día Lisa Pace se ha convertido en una activista en la lucha contra el cáncer de piel. Y no descuida los cuidados de su piel. Nunca sale de casa sin aplicarse crema protectora solar, limita el tiempo que está al aire libre y utiliza camisetas de manga larga y sombrero cuando sale a la calle. "Prefiero ser pálida, blanca y cubierta de pecas que tener todas las cicatrices que tengo", concluye, a la vez que lanza un mensaje a todas esas chicas jóvenes que necesitan broncearse para sentirse bien: “Sois hermosas para aquellos que más importan sin necesidad de que estéis morenas”.