Longyearbyen es un pequeño pueblo de Noruega donde está prohibido, legalmente, morir. Esta normativa entró en vigor en el aó 1950 por un tema sanitario. La región alcanza en los meses de invierno los 46 grados bajo cero y la descomposición de los cadáveres es imposible. 

Por ello, en el pequeño pueblo no hay tanatorio, ni se entierran cadáveres. Aquellas personas que enferman gravemente y corren un riesgo de morir están obligadas a ser trasladadas a zonas más cálidas del país, así como las mujeres en los últimos meses de gestación.  

Prevención de enfermedades

La medida tiene un sentido y es que las autoridades no quieren que los cadáveres se mantengan congelados por temor a la propagación de enfermedades. En junio la temperatura máxima es de 18 grados positivos y durante ocho meses del año el reloj nunca pasa de cero.