Un estudio de la Universidad Metodista de Dallas, Estados Unidos, ha demostrado que las personas tenemos mucha facilidad para detectar la felicidad y la ira de los seres que nos rodean, pero para detectar la tristeza no somos tan hábiles, especialmente con las personas que convivimos.
Los investigadors analizaron a 51 parejas sentimentales. A todas ellas se les pidió que escribieran un diario durante un determinado período de tiempo. En el mismo escrito tenían que explicar sus sentimientos y emociones y lo de sus respectivos compañeros o compañeras sentimentales.
Resultados diferentes
El resultado final, comparando diarios, demostró que había una notable diferencia a la hora de valorar el estado emocional del otro. La mayoría de las parejas creía que era mejor de lo que era en realidad.
Según concluye el estudio, la mayoría de las personas solemos ser víctimas de un error cognitivo que nos hacer asumir que la persona que convivimos siente las cosas del mismo modo que nosotros.