Desde la aparición de Tinder, cada vez salen a la luz citas más raras y extravagantes que sorprenden a cualquiera, a pesar de creer haberlo vivido todo en el mundo del amor.
El primer encuentro es donde los nervios están más a flor de piel, y aun más si únicamente te has comunicado con esa persona a través de un chat impersonal. Seguramente es lo que sentía el protagonista de la siguiente historia, al que tendieron una trampa milimétricamente calculada.
Especialista en 'body paint'
Una mujer, Joy, acudió a su cita de Tinder únicamente con un tanga y un poco de pintura sobre su cuerpo. Una especialista de body paint fue la encargada de ejecutar el 'disfraz' de pintura, por lo que realmente parecía que iba vestida de forma ligeramente atrevida.
Al producirse el encuentro, el joven no se percata de la situación en ningún momento, así que se sientan juntos en un bar a tomar algo y a mantener la típica conversación para romper el hielo. Ella le da diversas pistas sobre su ropa, pero el chico sigue sin darse cuenta de nada. Ni siquiera cuando una niña ve que aquello es body painting, pero por suerte él no la oye.
Selfies con la joven
Más adelante, un grupo de adolescentes también se percatan de la peculiar situación y se acercan para hacerse selfies con ella. Él, un tanto sorprendido, se queda en un prudente segundo plano y sigue sin enterarse de lo que va la historia...
Pero entonces, el joven empieza a ver que hay algo raro en la ropa de la chica. "¿Eso es pintura?" le pregunta. Cuando ella lo niega, él contesta "no lo sé, no soy una mujer... aunque hay hombres que hacen eso, pintura del cuerpo ¿cómo se llama?". "Se llama horas en el gimnasio y ropa bonita", y él se rinde.
Final inesperado
Cuando la cita está a punto de acabarse, ella decide darle la pista definitiva. Salen al exterior, donde está lloviendo, y la pintura comienza a correrse. Entonces, y sólo entonces, él se da cuenta de que ha tenido a la chica todo el rato desnuda frente a sus ojos.
¿Es eso es pintura? Le pregunta de nuevo, a lo que ella contesta que "quizás". El encuentro finaliza con la chica preguntándole si le da un abrazo, a lo que él replica con otra pregunta: ¿Me llamarás igualmente?