Los veganos han adoptado medidas muy saludables para ellos mismos y su entorno a la hora de comer. No comen alimentos derivados de los animales como los lácteos o los huevos y por supuesto, ni miran a la carne y el pescado. Ahora ha nacido la nueva generación de veganos que, además, evitan relacionarse de forma personal con personas carnívoras.
Muchos de ellos no quieren "contaminarse" con residuos de origen animal a través de los fluidos corporales, tal y como publica un estudio publicado por la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda.
Algunos de los entrevistados aseguran: "Me disgustaría si viera a mi pareja comiendo pollo. Probablemente no podría besarlo". Otro participante señala: "Las personas que siguen una dieta carnívora son una especie de cementerio de animales", agregó otro. "No me gustaría tener relaciones con alguien cuyo cuerpo está compuesto, literalmente, por restos de seres vivos que murieron para ser su sustento", reveló alguien más a los investigadores de la Universidad de Canterbury.
Desagrado y rechazo
Además del desagrado que les produce a los vegasexuales ver o imaginar a alguien comiendo carne, la mayoría de los encuestados en el estudio aseguró que el olor de las personas carnívoras tampoco les gusta y que les resulta insoportable. Para ellos compartir valores y códigos morales se convierte en algo de vital importancia a la hora de establecer relaciones interpersonales, especialmente, sexuales.
Los científicos aseguran que no hay ningún riesgo de contaminación por contacto sexual. Como mucho se puede producir al traspasar flujos salivales, pero no se encuentran en otros fluidos del cuerpo. La explicación científica reside en la moralida de los veganos, que basan su forma de vida en una estricta filosofía y quieren compartir con algunas personas esos valores.
Jon Amad, director de la fundación Pro Vegan explica: "Las diferencias de opinión entre las personas pueden hacer que el atractivo sexual se esfume, por eso veo que se trata de algo más ideológico que biológico". Y añade: "Nosotros somos veganos porque estamos en contra de que los animales mueran para servir de alimento y eso influye en nuestras preferencias amorosas; siempre nos sentiremos más cómodos con alguien que comparta nuestras inquietudes que con alguien que las vea extrañas o exageradas".