Olivia Farnsworth es una niña británica de siete años que no siente dolor, hambre ni sueño. La pequeña empezó a dar signos de su extraña condición con tan solo unos meses de edad. Su madre, Niki Trepak, afirma que la niña nunca lloró como un bebé normal y que a los nueve meses dejó de dormir la siesta.

Ahora, con siete años, puede pasar tres días y tres noches seguidas sin dormir. Del mismo modo, no conoce el peligro y no tiene miedo a hacerse daño porque no siente dolor. Sus padres cuentan que de pequeña fue arrastrada por un coche tras haber sido atropellada y cuando el vehículo frenó, ella se levantó y preguntó qué había pasado.

Tras el accidente, los médicos descubrieron que, en su formación genética, Olivia no contaba con el cromosoma seis. En el mundo se conocen diferentes casos con anomalías similares, pero nunca se había dado un caso con los tres síntomas en una persona.

Su madre dio a conocer el caso para que otras familias que vivan casi similares puedan tener información y apoyo de la comunidad. Olivia recibe un tratamiento para poder llevar una vida normal.