El Drácula de la novela de literatura gótica de Bram Stroker no es el único que existe. Según la leyenda, en España hubo un chupasangre mucho antes que el de Transilvania. Vivía en el Castillo de Llers, en Girona.
El conde se llamaba Guifred Arnald Estruch y vivió en el Alt Empordà entre los siglos XI y XII. Antes de ser nombrado conde, estuvo al servicio de la corona de Aragón luchando en batallas como la de Navas de Tolosa. Fue entonces cuando se le compensó con un pequeño feudo en las tierras gerundenses.
Una vida truncada
Sin embargo, su vida se truncó cuando llevó a la hoguera a una mujer acusada de ser una bruja. Esta le maldijo antes de morir, asegurando que regresaría a la tumba y sería condenado eternamente.
Los motivos de su muerte son, hoy por hoy, desconocidos. Algunos dicen que fue asesinado en 1173, pero según la leyenda, al tiempo de su entierro apareció en Llers con un aspecto rejuvenecido. Al parecer, al conde le gustaba asaltar a los vecinos para beber su sangre, mientras seducía a las jóvenes dejándolas embarazadas.
Una leyenda
Pero todo esto es, simplemente, una leyenda. Y es que Estruch no existió nunca, sino que proviene de una novela de ficción de Salvador Sáinz titulada Estruch (1993).
Según el autor, esta historia siempre estuvo vinculada con Llers, un municipio de Girona donde hay varios puntos turísticos interesantes. Entre ellos, sus dos castillos medievales, la iglesia prerrománica de Sant Quirze de Omells y la iglesia de Sant Julià en el Poblenou.
También se puede visitar la Fira de la Cirera de Llers, que se celebra durante los primeros días de junio y que es famosa por sus catas de cereza y de vinos de la zona.