Lleida es una de las provincias más ricas de España, paisajísticamente hablando. El perfil dibujado por los Pirineos se complementa a la perfección con sus zonas naturales, sus lagos, sus campos y sus bonitos pueblos.

Valles, montes y ríos, que a su vez conviven con construcciones románicas, museos y hasta pinturas rupestres. Un recorrido por los imprescindibles de la zona.

Arsèguel

En las faldas de la Sierra del Cadí, a los pies de los Pirineos, aparece un bonito pueblo, Arsèguel, con un encanto propio difícil de encontrar en otros lugares. La parroquia de Santa Coloma, el castillo y el Museo del Acordeón son algunos de los enclaves que se deben visitar.

Además, en el mes de julio se dan cita en este pueblo, que cuenta con apenas 100 habitantes, los mejores acordeonistas de la zona, poniendo banda sonora a la vida en Arsèguel.

Pueblo en la montaña en Lleida / PIXABAY

Cueva de El Cogul

Más de 5.000 años de historia se dan cita en la cueva de El Cogul, una inmensa roca que alberga pinturas rupestres sobre animales, primitivos y ritos de fertilidad.

Es uno de los ejemplares paleolíticos más ricos de España y, aunque es poco conocido fuera de Lleida, esta cueva, situada en un valle por donde transcurre el río Set, es uno de los mejores lugares para pasar un día al aire libre.

Valle de Ferrera

Desde el valle de Ferrera se tiene el punto de partida perfecto para disfrutar de pueblos construidos en piedra en el Alto Pirineo, construcciones románicas y paisajes naturales en los que respirar y disfrutar de la naturaleza.

Además, desde prácticamente todo el valle se puede ver la Pica d’Estats, el punto más elevado de Cataluña, con más de 3.100 metros de altitud. Oxígeno que los pulmones urbanitas agradecerán.

Ossera

Este pueblo no solo es uno de los rincones de Lleida más especiales por su arquitectura medieval y su paisaje de montaña. Además, se le considera un pueblo eco, ya que unos artesanos llegados en la década de los 80, le devolvieron la vida a un lugar que tradicionalmente se encontraba abandonado.

Ahora, es un buen emplazamiento para pasar un día rural y disfrutar la artesanía en los distintos establecimientos donde, cada detalle está muy mimado y donde se pueden comprar especias, mermeladas, quesos