El Año Nuevo Lunar llegó a los países de Asia a principios de enero y ha sido motivo de celebración durante el último mes. Mientras China lo festejó con fuegos artificiales y bailes de dragones, los ciudadanos de Corea del Norte han encontrado una forma un poco menos ortodoxa de celebrarlo: regalar cristales de metanfetamina.
La historia la contaba hace unos días el diario estadounidense The New York Times, aunque son ya muy conocidos los problemas de tráfico de drogas y atención médica deficiente que siempre ha tenido esta dictadura comunista. Así lo recoge el estudio Illicit: North Korea’s Evolving Operations to Earn Hard Currency: “Los norcoreanos tienen una peligrosa subestimación bastante significativa de los riesgos para la salud de la droga”.
Tan común como un ‘piti’
El estudio también explica que la costumbre está muy enraizada en la cultura popular del país, y se considera tan habitual como lo podría ser para el mundo occidental el consumo de tabaco: “la metanfetamina ha sido vista en gran parte dentro de Corea del Norte como una especie de droga energética muy poderosa, algo así como Red Bull, pero amplificado”.
El estupefaciente llegó por primera vez al país durante la colonización japonesa a principios del siglo XX. La droga se popularizó cuando los militares de Corea del Norte tomaban metanfetaminas después de la Segunda Guerra Mundial con el fin de mantener a los soldados en alerta.
Un regalo reciente
A pesar del arraigo que tiene esta droga en la tradición norcoreana, es relativamente nuevo que se use como regalo en Corea del Norte. No obstante, regalar la droga como un obsequio de Año Nuevo es un fenómeno bastante reciente puesto que, tal y como recogió Radio Free Asia, se da mayoritariamente entre la gente joven.
El pingdu, como lo llaman entre los locales, es un regalo muy popular, incluso para cumpleaños y graduaciones. No obstante, el gobierno que preside el dictador Kim Jong-un niega que sus ciudadanos produzcan o usen las metanfetaminas.