Alva Campbell es un hombre de 69 años que debía ser ejectuado este miércoles a través de una inyección letal en la vena en la cárcel de Lucasville, Estados Unidos. Su caso se presentó con muchos problemas des del inicio. Los abogados alertaron al juez y a los médicos que aplicarle la inyección sería casi imposible. El preso, fumador y afectado de una obstrucción pulmonar grave, se mueve con andador, arrastra una bolsa de colostomía y apenas puede respirar. Debido a su estado, en exámenes anteriores ya había fallado el intento de insertarle un cateterismo.
Aun así, el juez procedió a ejecutar la sentencia y después de 30 minutos de espera Alva tuvo que volver a su celda ya que los operarios de ejecuciones de la cárcel fueron incapaces de encontrarle la vena. Su familia, su hermano, hermana y el tío del joven al que asesinó acudieron a verle morir aunque el final no llegó para Alva.
Sus abogados han pedido que le sea conmutada la pena, aunque de momento las autoridades no se han manifestado sobre esa posibilidad mientras que desde la cárcel explican que no vana precipitarse "en ejecutar a alguien”, indicó el director del presidio. Esta es la tercera vez en la historia de Estados Unidos que se aborta una pena capital ya iniciada.
La primera vez ocurrió el 3 de mayo de 1946 en Luisiana. En la silla eléctrica estaba atado Willie Francis, un preso de 17 años. La corriente falló una y otra vez. Tras la suspensión, el Tribunal Supremo autorizó, por 5 votos contra cuatro, un nuevo intento. En esta ocasión, no hubo problemas.
El segundo precedente se remonta al 15 de septiembre de 2009 en Ohio. La ejecución fue postergada después de 18 intentos de clavarle la aguja a Romell Broom, condenado por violar y asesinar a una chica de 14 años. Desde entonces, Broom sigue en el corredor de la muerte.