Una comida benéfica, organizada y presidida por el Papa Francisco, ha sido la excusa perfecta para dos presos, que creyeron oportuno recuperar su libertad. Los dos hombres, que acudieron junto a otros 18 presos a una comida junto al pontífice, almorzaron con el papa en Bolonia, al norte de Italia, y una vez finalizado el encuentro aprovecharon para darse a la fuga.
Al parecer, la fuga de los reclusos sucedió cuando uno de los guardias se despistó mientras vigilaba a los hombres que comíanen la basílica de San Petronio. La policía italiana ha puesto en marcha un operativo de búsqueda para encontrarlos, de momento sin éxito. Ambos fugados, ya habían cumplido sus penas, pero formaban parte de un programa de reinserción social.
Las autoridades italianas les consideran "socialmente peligrosos". El Papa suele llevar a cabo este tipo de encuentros en las cárceles de las ciudades o países que visita.