El portero del Borussia Dortmund, Roman Bürki, tiene un ritual antes de empezar todos los partidos. Ni pisa con un pie, ni se santigua, ni salta, él necesita coger el balón antes de que empiece el partido. Para conseguir tocarlo ha tenido que hacer malabares en más de una ocasión, y al final de tanto insistir, hasta algunos colegiados le ceden el esférico mientras hacen el sorteo inicial.

Las imágenes se han hecho virales, por la reacción de los niños, compañeros y árbitros, pero él a lo suyo.