Los teléfonos móviles, Internet y las redes sociales se han convertido en una forma de vida paralela a la real, en la que muchas personas invierten más tiempo que en sus círculos sociales más cercanos.

Sin ser conscientes de ellos, muchas personas se han convertido en adictas a estas plataformas online y a las relaciones personales a través del móvil. Físicamente presentes, estamos psicológicamente ausentes cuando no prestamos atención a lo que nos rodea por ceder ante el teléfono móvil, un objeto que siempre llevamos a todos lados y del que estamos pendientes.

Para poner freno a este consumo constante de estos dispositivos, hay algunos trucos que pueden conciliar tus relaciones personales sin tener que dejar de lado la tecnología.

  • Ocultar el móvil y no poner sonido a los mensajes entrantes: En el trabajo debemos evitar tener el móvil constantemente a nuestro alcance, a no ser que sea una herramienta de trabajo fundamental. Ponerlo en silencio y alejado de la zona de trabajo nos puede ayudar a centrarnos más en nuestras tareas. Además, las personas que nos rodean pueden pensar que no son suficientemente importantes si no dejas a un lado tu móvil, por lo que la relación profesional puede verse afectada. Se recomiendo comprobar el teléfono cada x horas y contestar a todo de una vez.
  • Dejar de usar el teléfono como relleno de tiempo. Todos los momentos libres que tengamos no debemos dedicarlos al teléfono. La pantalla puede esperar, aunque estemos ansiosos o aburridos. Hay otras cosas de las que se puede disfrutar
  • Practicar mindfulness. Muchos estudios aseguran que tener la consciencia en el presente con atención plena (mindfulness) nos ayuda a tomar mejores decisiones, reduce el estrés y ansiedad y mejora nuestro estado de ánimo. Con esto podremos tener mayor control sobre nosotros mismos.
  • Convertirnos en modelo de buenos modales en el trabajo (y fuera).Estar constantemente al teléfono en el trabajo o cuando disfrutamos de tiempo libre con nuestros amigos puede resultar irrespetuoso. Consciente o inconscientemente estamos influyendo en nuestro entorno.

No llevar el teléfono al dormitorio. Dejarlo siempre fuera, y si hubiera alguna urgencia podríamos oírlo, pero cerca de nosotros nos impide dormir lo suficiente y con profundidad. Cuando no dormimos suficientes horas o lo hacemos de manera superficial pendientes del teléfono, tanto nuestra salud como nuestras capacidades cognitivas se resienten