Un grupo de pescadores salió a a pasar el día en el Océano Pacífico, concretamente la Gold Coast, en Australia. Uno de los pescadores pescó un pez espada al que arrastraron varios metros mientras intentaban subirlo con herramientas de pesca y tirando de la caña. 

Ante el gran peso del animal y la imposibilidad de subirlo al barco, los pescadores decidieron seguir arrastrándolo hasta que cediera por cansancio. Mientras uno de ellos grababa sucedió algo inesperado. El pez, en un último intento por deshacerse del anzuelo, saltó del mar y por escasos centímetros no atravesó al pescador que sujetaba la caña.