Los aviones son uno de los métodos de transporte más seguros del mundo, pero también uno de los más sucios y con más gérmenes de todos. A pesar de que después de cada vuelo, los operarios de limpieza desinfecten la aeronave, resulta inevitable que rincones muy pequeños o zonas de difícil acceso para la limpieza queden impolutas al 100%.
Algunos estudios han encontrado desde gérmenes de E.coli, que causa diarrea severa, hasta estafilococo áureo, una bacteria resistente a muchos antibióticos.
Estas bacterias viven en numerosas partes de los aviones y pueden sobrevivir durante días enteros. Las recomendaciones de los expertos son evitar estos siete lugares a toda costa.
Los reposabrazos: La bacteria del E.coli resistió más de 96 horas en esa superficie. La recomendación es evitar tocarlo con las manos, ya que, si más tarde las manos tocan los ojos o la boca, puede incurrir en una infección.
Las mesas plegables: cuatro de cada seis mesitas plegables dieron positivo en estafilococo áureo y norovirus (gastroenteritis). Se recomienda evitar que tus alimentos toquen la superficie de la mesa.
El pomo del interior de la puerta del baño y el gripo del lavabo: El E.coli está presente en ambos lugares y puede resistir 48 horas. Lo mejor es cubrirse la mano con papel higiénico antes de tocar nada.
Las mantas: Aunque las mantas suelen entrar limpias a primera hora de la mañana en los aviones, el resto del día muchas compañías no las cambian. Para escapar de los gérmenes es mejor evitarlas.
El asiento del váter: el 20% de ellos tenía E.coli, aunque este descubrimiento también es válido fuera de los aviones. No es recomendable tocar ningún asiento de váter con las manos en ningún lugar.