Un hombre ha reconocido que mató a su padre de 70 años a golpes con un bastón en la vivienda que compartían en la calle Bonrepós i Mirambell de la localidad valenciana de Gilet en noviembre de 2015. Durante el juicio, que ha arrancado este miércoles ante un jurado en la Audiencia de Valencia, se ha acogido a su derecho a no declarar, pero a través de su abogado ha reconocido el crimen.
El hombre se enfrenta a una pena de 12 años de prisión por un delito de asesinato, tal y como le reclama provisionalmente el ministerio fiscal, mientras que la defensa solicita que se le condene por un delito de homicidio con la circunstancia eximente de trastorno mental.
Le rompió los huesos
Durante la vista, el hombre, con antecedentes penales no computables en este caso, se ha acogido a su derecho a no declarar y no ha querido contestar a las preguntas formuladas ni por el ministerio fiscal ni por su letrado. "Prefiero no hablar", ha manifestado. Sin embargo, en instrucción, sí reconoció ante el juez el suceso y su abogado ha pedido la condena por homicidio.
Los hechos se remontan a noviembre de 2015. Según recoge el relato de la fiscal, el día 10, sobre las 20 horas, se inició una discusión entre padre e hijo y en el transcurso, el acusado le golpeó con un bastón que había colgado en el garaje de la vivienda, primero en la cara de forma intensa, y rompiéndole todos los huesos.
Una vez en el suelo, el joven se colocó encima de su padre y le comenzó a golpear con los puños. Lo intentó ahogar y le dio patadas. También le golpeó justo en la cicatriz que tenía en el estómago de una operación que le habían practicado.
Limpió la sangre
Posteriormente --siempre según el mismo relato de acusación--, el hombre se quitó la ropa que llevaba y las zapatillas, que estaban llenas de sangre, y limpió las paredes y el suelo alrededor de donde había caído su padre.
El hombre cogió el coche de su padre y se presentó en el bar del complejo turístico La Pinada, donde coincidió con su hermano. En ese momento llevaba la mano vendada como consecuencia de los golpes que había propinado a su progenitor y permaneció allí hasta las 6 horas.
Al día siguiente, por la mañana, llamó a un conocido y le dijo que había matado a su padre y que tenía los nudillos reventados. Éste le pidió que se entregase, lo que el acusado le indicó que haría, pero le comentó que primero iría a "pillar coca".
El acusado, que había sufrido trastornos por consumo de drogas y tenía diagnosticado un trastorno bipolar, fue detenido ese mismo día a las 20 horas en el Hospital Clínico de Valencia cuando le intentaban curar las heridas de la mano. La fiscal entiende que el hombre podía tener sus capacidades afectadas pero no al extremo de anular su capacidad de entendimiento y voluntad.