Popularmente es conocido como la barriguita cervecera o el policía del abdomen, pero su nombre técnico es el epiplón. Su función es fundamental en nuestro cuerpo ya que es una gran capa de grasa que se extiende sobre los intestinos, el hígado y el estómago extendido como un delantal elástico que nos protege.

En el artículo publicado este jueves en Trends in Inmunology, los científicos aseguran que es una defensa inmunológica importantísima y que sirve como primera línea de defensa contra las toxinas y la infección.

Las funciones inmunes del epiplón provienen de grupos de pequeños filtros blancos situados entre las células de grasa. Los anatómicos descubrieron primero estos grupos de células en conejos alrededor de 1874, dándoles el nombre de manchas lácteas. Investigaciones recientes han demostrado que ayudan al epiplón a recopilar información sobre la salud de la cavidad abdominal. Aunque el tamaño y la forma del epiplón varía, los puntos lácteos salpican el tejido entero y sirven como filtro para el líquido circundante.



Aun así, también tiene algunos aspectos negativos. El epiplón, pese a ser un órgano protector, a veces comete errores. "En lo que respecta a las células tumorales, el epiplón toma la decisión equivocada. Decide proporcionar tolerancia en lugar de inmunidad" explican el científico Randall.

Aseguran que es un caldo de cultivo para los tumores agresivos, como en el cáncer de ovario y gastrointestinal. Los científicos esperan dirigirse a estos sitios de crecimiento tumoral con terapias que puedan controlar los tumores abdominales y ayudar a la inmunidad antitumoral.