Tom Dumoulin nos dejó ayer una de las imágenes más cómicas y naturales de la vida de un deportista de élite. El holandés, que encabezaba la etapa tuvo que parar su carrera para hacer sus necesidades.
De repente, al líder del Giro le había dado un apretón. El ciclista paró su bici antes de iniciar la segunda ascensión al Stelvio, a 32 kilómetros de la meta, y tras quitarse la ropa muy apresurado se acercó a un arbusto y...
En un primer momento, los cámaras y comentaristas pensaron que un insecto se había colado en su ropa, pero finalmente descubrieron que se trataba de algo muy distinto.
Cuando el holandés se reincoroporó a la carrera, Nairo Quintana y el resto del pelotón ya le aventajaban más de un minuto. La distancia se amplió hasta los 2:06 minutos cuando pasó la meta. Ahiora, la clasifiación general se estrecha y solo dispone de 31 segundos de ventaja sobre su perseguidor.