La presión del público, la importancia de la competición, la necesidad de ganar un trofeo y cómo se gestionan las emociones son aspectos que aumentan las probabilidades de que un futbolista falle un penalti, tal y como ha mostrado una investigación realizada por expertos de la Universidad Internacional de La Rioja. 

"Gracias a las últimas tecnologías de análisis de cortisol, la hormona del estrés, a través de la saliva podemos conocer y predecir las posibilidades de errar un penalti que tiene un jugador de fútbol, y un futbolista con alto nivel de estrés tiene más probabilidades de fallarlo", ha explicado el investigador del Grupo sobre Tecnologías aplicadas a la Educación Física (TECNODEF), Manuel Jiménez. 



Y es que, tal y como ha comentado, el cuerpo del deportista, como el de cualquier persona, se prepara para una situación de peligro a través de la liberación de cortisol, u hormona del estrés, si bien el problema viene cuando esos niveles se mantienen altos a lo largo del tiempo, lo que indica que el jugador va a alejarse de lo que le daña. "El cuerpo le está diciendo: ¡huye del peligro, huye del depredador!", ha añadido. 

Para alcanzar esta conclusión, los investigadores observaron principalmente los niveles de testosterona y de cortisol de los deportistas para saber, por un lado, si la carga de entrenamiento es la adecuada, y por otro, si emocionalmente el jugador está preparado. 

"En equipos de fútbol profesional es factible predecir con una antelación suficiente las rachas negativas de resultados. Esto ayudaría al cuerpo técnico a reestructurar las cargas de entrenamiento, modificar la política de rotaciones y recuperar rápidamente las buenas sensaciones, minimizando el impacto sobre la tabla clasificatoria", ha detallado Jiménez.