El mundo de la cirugía estética no deja de avanzar. Y, a veces, lo hace de forma realmente sorprendente. Este es el caso de la última moda que causa furor en EEUU: el scrotox, esto es, inyectarse bótox en el escroto para que los testículos luzcan firmes y sin arrugas.
Inicialmente, el uso de esta droga --el bótox es una neurotoxina que paraliza temporalmente los músculos, dando firmeza a la piel-- en el mundo de la estética solía circunscribirse a su aplicación en la cara, pero poco a poco ha ido conquistando otras partes del cuerpo. Los genitales masculinos es la última de esas conquistas.
Con el paso del tiempo, los testículos desarrollan arrugas debido a las temperaturas cambiantes: cuando hace calor, el escroto se relaja, mientras que ante el frío se contrae.
El doctor John Mesa, un cirujano plástico de Nueva York que empezó a utilizar esta técnica el año pasado, augura que la demanda de este tipo de aplicaciones no dejará de crecer este 2017.
Según Mesa, el "planchado de bolas" --como cariñosamente denomina al scrotox-- es muy eficaz para eliminar las arrugas de los testículos y su efecto dura unos cuatro meses. Además, no es nada doloroso puesto que se inyecta con anestesia local. El precio del tratamiento está entre 600 y 750 euros.
El scrotox, además de suavizar la piel, permite que los testículos cuelguen más y parezcan más grandes, lo que algunas personas consideran muy atractivo.