Brad Pitt está dispuesto a casi todo para ver a sus hijos. El actor no ha salido bien parado de las primeras informaciones que se han hecho públicas sobre su divorcio de Angelina Jolie. El mito de Brangelina cayó con ruido, y el proceso se prevé largo y engorroso. El primer revés para el actor llegó el miércoles de la mano de un juez de Los Ángeles, que le ha denegado mantener bajo secreto los documentos sobre el divorcio y la custodia de los seis hijos que tienen en común.
Pero la negociación de las condiciones que impone Jolie a su expareja para seguir en contacto con los niños tampoco va bien para Pitt, que fue investigado por el FBI a raíz de una denuncia que lo acusaba de abuso de menores. La revista People ha desvelado varias de estas exigencias, que el intérprete está dispuesto a aceptar.
Brad Pitt solo podrá estar con sus hijos bajo supervisión de un médico. La duración y frecuencia de estos encuentros será determinado también por un grupo de facultativos que decidirán lo que es mejor para que los menores no sufran con el proceso de divorcio. Además, el actor tendrá que someterse a controles sorpresa de alcohol y drogas, después de que el magistrado aceptara la solicitud de Jolie.
Otro de los puntos del preacuerdo es que el intérprete tiene que acudir a sesiones de grupo e individuales una vez por semana para controlar su rabia. El culebrón no ha hecho más que empezar.