¿Puede una escultura de madera de cinco metros de altura ser un arma de destrucción masiva? En las oficinas del FBI de Miami (EEUU) así lo creen. Sobre todo después de constatar que sus agentes iban cayendo enfermos uno tras otro hasta superar la quincena de bajas. Algunos de ellos tuvieron que ser ingresados en el hospital.

Todo empezó a principios de 2015, con la instalación en las oficinas policiales de la escultura Cedrus, una inmensa mole de madera de cedro rojo occidental diseñada por la artista neoyorquina Ursula von Rydingsvard. Inmediatamente después, los agentes empezaron a enfermar. Dificultades respiratorias, alergias, rinitis, sinusitis o picores intensos fueron algunos de los síntomas detectados.

Finalmente, la escultura fue retirada a unos almacenes de la administración federal y todo volvió a la normalidad. Entre el coste de la obra y sus traslados, la broma ha supuesto para los contribuyentes estadounidenses 1,2 millones de dólares.