Imagen de la Torre del Visco con el valle del Tastavins detrás / CG

Imagen de la Torre del Visco con el valle del Tastavins detrás / CG

Creación

El lujo de la tranquilidad

La Torre del Visco, un enclave en el corazón del Matarraña rodeado de cien hectáreas cultivadas con criterios ecológicos y a orillas del río Tastavins

21 abril, 2019 00:00

La Torre del Visco es uno de esos establecimientos que contribuyen a elevar la oferta turística española y a situar al sector en condiciones de competir desde el punto de vista de la calidad con lo mejor de Francia o Reino Unido. Si hubiera que definir con tres palabras este lugar, se podría optar por rural, lujo y servicio, además de caro, naturalmente. Y en caso de que fuera una imagen, la de Clouseau, el enorme y tranquilo mastín de los Pirineos que recibe amablemente a los visitantes.

Para ir al hotel hay que recorrer 5,5 kilómetros de ruta forestal hasta llegar al pequeño valle del río Tastavins, un afluente del Matarraña, que da nombre a una comarca que se sitúa en los límites de Aragón, Cataluña y Valencia. Hay que saber dónde se va para dar con el paraje, escondido entre montes de media altura y privilegiado por un microclima muy agradable.

Una masía del siglo XV

De ahí que resulte difícil entender cómo el matrimonio formado por los británicos Jemma Markham y Piers Dutton dieran con esta masía del siglo XV rodeada de casi un centenar de hectáreas alejada del mundo después de dar vueltas durante dos años por la España de los noventa.

jemma torre visco

jemma torre visco

Pero ahí está. Markham había llegado a Madrid 20 años antes, un tiempo que dedicó a trabajar en la industria editorial con Pearson Education y Penguin Books. Cuando encontraron lo que buscaban invirtieron dos años en restaurar los edificios que lo componen hasta abrir en 1995 lo que hoy conocemos como la Torre del Visco, y que desde el 2000 forma parte de la cadena relais & châteaux.

Nueve habitaciones

Nueve habitaciones y siete suites a precios que van de los 190 a los 600 euros en las que no hay minibar ni televisión, con una decoración ecléctica, un punto ascética, muy cómoda y elegante, como la ropa de la cama y del baño. En los pasillos, como en los salones, objetos de procedencias muy distintas, producto de los viajes de los Dutton y de la casa que poseían en Segovia antes de iniciar la aventura turolense. El matrimonio financió las obras con la venta de su patrimonio madrileño y segoviano, además de la participación que mantenían en las librerías especializadas Turner.

Pese a la ausencia de la nevera en la habitación, los huéspedes tienen a mano una surtida bodega para servirse ellos mismos las copas y anotarlas en su cuenta, como la biblioteca y la colección de cds.

Productos de proximidad

Jemma, que lleva el negocio en solitario desde que falleció su esposo, cuida los detalles, pero en especial una cocina que se abastece de producto local en todo lo que puede y en especial de los cultivos propios, como es el caso de las verduras, legumbres y cereales que se cuidan siguiendo criterios ecológicos y de protección del medio ambiente.

Torre II. IMG 0717

Torre II. IMG 0717

El restaurante, con aspecto de esos de una estrella Michelin con los manteles perfectamente planchados, está especializado en plazos sencillos, sencillos en el sentido de que no recurren a las salsas ni a los contrastes fuertes, sino que se han ajustado a la medida para permitir que los condimentos no tapen los sabores y aromas de los productos crecidos a apenas unos metros de distancia: auténtico kilómetro 0. Los menús oscilan entre los 50 y 65 euros. La Torre del Visco presume de no tener horario para el desayuno, y es verdad. Empieza a la ocho de la mañana, y sin límite. La forma más agradable de saborearlo es sentarse en la mesa de la cocina, lo que en otros lugares llaman la mesa del chef, que permite comer mientras se observa a los cocineros en su trajinar matutino.

Numerosos atractivos locales

Clouseau

Clouseau

Pese a que en la época en que la pareja llegó a la zona la comarca era poco conocida, el fenómeno de los buitres, la repoblación de cabras montesas, jabalíes y águilas, además de la aparición de fenómenos como la Vía Verde, por donde antes circulaba el tren, han aumentado considerablemente los atractivos de Matarraña, entre los que si duda hay que incluir a la Torre del Visco.

El antiguo oficio editorial de Jemma ha convertido su casa en escenario de numerosos actos culturales, especialmente los relacionados con la literatura; sobre todo con la aragonesa y con la que trata de recuperar la tradición creativa del territorio; también acoge catas de vinos y aceites de la zona. Todo lo que tenga que ver con los placeres del territorio. También se ha adherido a la Starlight Foundation para organizar sesiones y talleres nocturnos de observación del cielo en un ambiente de casi nula contaminación lumínica.