Santa Eulalia, la tienda de moda más selecta de Barcelona en una imagen de su fachada y un detalle de su interior

Santa Eulalia, la tienda de moda más selecta de Barcelona en una imagen de su fachada y un detalle de su interior

Creación

Santa Eulalia, la tienda más pija de Barcelona, añora al veterano Gaspar

El dependiente y asesor de moda de buena parte de la burguesía barcelonesa se retiró en Navidad tras 50 años de servicio

23 enero, 2016 13:34

Hace casi un mes, justo el día de Nochebuena, Gaspar Forner se jubiló como el dependiente más veterano de Santa Eulalia, la tienda de moda más pija de la capital catalana y una de las 30 mejores del mundo en moda masculina, según Business of Fashion. Empezó a los 15 años y se fue a los 65. Inició su carrera de ayudante de tienda hace 45 años y ha sido testigo de toda la vida del famoso y prestigioso establecimiento, buque insignia de la moda y el lujo de la capital catalana, y referente nacional e internacional.

Forner ha visto nacer al actual heredero y revitalizador de Santa Eulalia, Luis Sans, para el que siempre tiene buenas palabras y reconocimiento sobre su labor al frente de la casa. Gaspar estuvo muchos años al frente de la moda masculina infantil. Ese puesto le permitió conocer y tutear a lo más selecto de la burguesía catalana. Conocía a todos los clientes desde su infancia. Les vistió para la comunión, las graduaciones y la boda.

Más asesor que vendedor

Ilustres prohombres barceloneses eran sus clientes, todos entre los 30 y los 40 años. Le consideraban entrañable y se dejaban guiar por sus consejos, como harían con sus madres. Gaspar conoce a las familias enteras y siempre ejercía más de amigo que de dependiente. Nunca dudaba en referirse a los progenitores de los clientes: “Esto no le gustará a tu madre”, “Esto no hace para ti”, “Piénsatelo antes de que lo envíe al taller”.

Equipo de Santa Eulalia, con el ex alcalde de Barcelona Jordi Hereu

Los que le conocen bien saben que se ha ido con el orgullo del trabajo bien hecho, de haber cumplido. También se retira satisfecho por el nuevo esplendor de Santa Eulalia, a la que siempre ha considerado su casa. Esta última Navidad, las familias que acudían a la tienda para hacerse con los regalos de las fiestas se despedían de Gaspar y le desean lo mejor con besos y abrazos. Hubo incluso momentos para el recuerdo, las travesuras de cuando eran pequeños, alguna caída por las antiguas escaleras o pinchazos con las agujas. Gaspar Forner no era solo el dependiente más veterano de Santa Eulalia, sino de todo el Paseo de Gracia.