La Pedrera hacia 1906-1916 / ARXIU FOTOGRÀFIC CENTRE EXCURSIONISTA DE CATALUNYA - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

La Pedrera hacia 1906-1916 / ARXIU FOTOGRÀFIC CENTRE EXCURSIONISTA DE CATALUNYA - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

Creación

París se rinde al genio de Antoni Gaudí

El Musée d’Orsay exhibe la extraordinaria creatividad de la figura más representativa del modernismo catalán y arquitecto de fama internacional

12 abril, 2022 00:00

Antoni Gaudí (1852-1926) nació en el seno de una estirpe de caldereros dedicados a la manufactura de productos con cobre. Fueron las innumerables horas que pasó junto a su padre y su abuelo en el negocio familiar las que forjaron su gusto por el trabajo artesanal, gestaron su habilidad para concebir los objetos en tres dimensiones y conformaron su particular iconografía estética hondamente inspirada en la naturaleza. Afirmaba que tenía esa capacidad de sentir, de ver el espacio porque era hijo de calderero: “El calderero es un hombre que con una superficie forma un volumen; ve el espacio antes de comenzar a trabajar”. 

Decía también que “la originalidad consiste en volver al origen”. Para él la arquitectura fue el instrumento perfecto que le permitió reivindicar sus raíces dando forma a sus ideas, transformando este sincretismo de intereses, gustos y obsesiones en un estilo único y extraordinario.

Chaise longue para el Palacio Güell. Colección Güell Sentmenat / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO DE PRENSA MUSEO D'ORSAY

Chaise longue para el Palacio Güell. Colección Güell Sentmenat / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO DE PRENSA MUSEO D'ORSAY

Justo cuando se cumplen 96 años de su muerte, el museo parisino de Orsay le dedica una gran exposición que ahonda en su personalísima obra. Bajo el título Gaudí, la muestra –que se podrá ver desde el 12 de abril hasta el próximo 17 de julio— es una versión reducida de (Re)conocer Gaudí. Fuego y cenizas, la retrospectiva de gran formato que desde finales del pasado año ocupó las salas del barcelonés Museo Nacional de Arte de Cataluña (MNAC). Ambas han sido comisariadas por Juan José Lahuerta, director de la Cátedra Gaudí de la Universitat Politècnica de Catalunya y uno de los mayores expertos del célebre creador.

Genialidad o locura

Tras finalizar sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, el director, Elías Rogent, comentó lo siguiente: “No sé si hemos dado el título a un loco o a un genio, el tiempo lo dirá”. Y así ha sido. La enorme complejidad de la obra gaudiniana transcendió la época que le tocó vivir. Un periodo turbulento de honda transformación social, económica y urbanística de la Barcelona de finales del XIX y principios del siglo XX.

Para entender su trabajo, en toda su inmensa profundidad y también en todo su drama, no podemos por lo tanto ignorar su tiempo ni tampoco cómo se construyeron sus edificios en el marco de las estrategias políticas e ideológicas de sus poderosos clientes. “La arquitectura de Gaudí no es formalista, sino simbólica. No es una arquitectura encerrada en sus propias lucubraciones, sino, al contrario, absolutamente comprometida con la vida de una Barcelona desgarrada por la lucha de clases”, explican desde el museo. Una lectura muy alejada de los tópicos que construyeron el mito basándose en una visión reduccionista de “genio aislado, fuera de su tiempo e incomprendido”.

Tocador del Palacio Güell. 1886-1889. Colección Güell de Sentmenat / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

Tocador del Palacio Güell. 1886-1889. Colección Güell de Sentmenat / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

El mecenazgo de Eusebi Güell

Contemporáneo de Domènech i Montaner y Josep Vilaseca, más preocupados estos por cuestiones teóricas, Gaudí comenzó muy pronto a trabajar para otros arquitectos como Francisco de Paula del Villar y Josep Fontseré i Mestre, para el que realizó algunos de los elementos decorativos del parque de la Ciutadella. Pero sería Joan Martorell, considerado el más brillante en su época, el que le cambió la vida introduciéndole en el exclusivo círculo del marqués de Comillas y del político e industrial catalán Eusebi Güell, que se convertiría desde entonces en su amigo, su mecenas y su principal cliente. La relación con el empresario catalán resultó determinante tanto en su trayectoria profesional como en el devenir de la fisonomía de Barcelona. El maestro modernista supo interpretar la necesidad de reconocimiento y legitimidad de la emergente burguesía catalana. Ya fuera en un palacio, un parque suburbano o en un gran templo, los anhelos de su benefactor se manifiestan en todas y cada una de las obras que construyó bajo su mecenazgo.

Barcelona no se entiende sin Antoni Gaudí. La metrópoli luce sus trabajos más representativos convertidos en auténticos iconos. Su obra teje una espléndida red que cada año atrae a millones de turistas seducidos por el embrujo de su extraordinario universo.

Proyecto para la iglesia de la Colonia Güell / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

Proyecto para la iglesia de la Colonia Güell / MNAC, BARCELONA, 2022 - SERVICIO PRENSA MUSEO D'ORSAY

Icono universal

El Park Güell, construido entre 1900 y 1914 en una amplia colina abierta a la ciudad, es una de las paradas imprescindibles de esta ruta de autor. Animales fantásticos, galerías subterráneas, viaductos realzados por pétreas palmeras y guiños a los paisajes y monumentos catalanes modelan un extraño y maravilloso mundo concebido en su exuberante mente; una Cataluña imaginaria a la que se accede por una doble escalinata habitada por un colorido dragón convertido en souvenir.

La construcción de casas en el incipiente Eixample eran encargos muy habituales en aquel periodo. La Casa Batlló, la Casa Calvet y la Casa Milà, popularmente conocida como La Pedrera, llevan su firma. Sin embargo, la estrella del recorrido es la Sagrada Família, el edificio que condensa todo su trabajo y el más internacional de todos. A él le dedicó las últimas décadas de su vida. Allí, encerrado en su taller, rodeado de maquetas, vaciados de yeso y bocetos, consagró su existencia a su obra definitiva, una nueva catedral que debía coronar la capital. Cuando el 10 de junio de 1926 falleció, tras haber sido arrollado por un tranvía, toda Barcelona se echó a las calles para despedir al excéntrico genio que había transformado para siempre su ciudad. Sus restos descansan en la cripta de este ostentoso santuario aún por concluir.