Detalle de una botella de Cristal Rosé / LOUIS ROEDERER

Detalle de una botella de Cristal Rosé / LOUIS ROEDERER

Creación

Un brindis con Cristal Rosé, el mejor champán del mundo

Frédéric Rouzaud, director de la marca Louis Roederer, celebra su éxito internacional: “Es formidable”

1 diciembre, 2020 00:00

A la histórica casa de vino espumoso Louis Roederer no dejan de lloverle los reconocimientos. La marca francesa, la más prestigiosa de 2020 según Drinks International, se convirtió en 2018 en la primera con una calificación de 100 puntos Parker, y este año ha sido también la primera en repetir el mismo hito.

Ha sido el exitoso Cristal Rosé el que le ha valido a Roederer ambas puntuaciones, otorgadas por Robert Parker, el crítico vinícola más influyente del mundo. Primero fue la cosecha de 2002 la que atrajo toda la atención y en esta ocasión es la de 2008 la que está dando también resultados excepcionales.

 

 

A choreography between Man & Nature / LOUIS ROEDERER

Bebida de zares

El champán Cristal, creado en 1876 para el zar Alejandro II, es una fusión de un 60% de uva negra Pinot Noir y un 40% de uva blanca Chardonnay. Las 80 hectáreas de viñedos en las que se produce están estratégicamente ubicadas en el pueblo de Ay y las regiones de Montagne de Reims y Côte des Blancs. “Son tres de las mejores áreas en Champagne”, explica Frédéric Rouzaud, director general de la marca e hijo del creador de Cristal Rosé.

Una botella común de Roederer se puede comprar por 40 euros, pero las más cotizadas llegan a venderse por decenas de miles de euros. Y su valor puede aumentar con el tiempo. “Tienen una gran capacidad de envejecimiento, nacen jóvenes y los hará viejos el tiempo”, señala Rouzaud en conversación con Crónica Global.

Imágenes del champagne Cristal Rosé de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Imágenes del champagne Cristal Rosé de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Sabor “equilibrado”

Pero... ¿a qué sabe el champán Cristal? El empresario describe el sabor de la mezcla como “especiado, afrutado, maduro, aterciopelado”, con “mineralidad” y “estructura”. Todos los productos tienen un toque “muy sutil”, afirma. Rouzaud deja claro que no les “gustan los excesos: el exceso de madera, de concentración...”.

Detalle de una botella de Cristal Rosé / LOUIS ROEDERER

Detalle de una botella de Cristal Rosé / LOUIS ROEDERER

“Nuestros champanes son un equilibrio entre una gran madurez y concentración, pero también pureza de la fruta y finura... una gran elegancia”, resume. El director, que forma parte de la séptima generación de toda una tradición familiar al frente de Roederer, destaca también que sus productos son “más de primavera que de otoño”, cosa que les da “elegancia, vibración, pero también energía”.

Mercado mundial

Roederer exporta a 100 países. Donde más ha triunfado es en Estados Unidos, Inglaterra, Alemania, Italia, España, Japón, Singapur, Australia y Rusia, un mercado “histórico”. Cada año produce 10 millones de botellas y cuatro millones de ellas son de champán, en un mercado mundial en el que anualmente se venden unos 300 millones de botellas de champán. Para Rouzaud, “poder hacer algo que puedan disfrutar tantas culturas diferentes” es “extraordinario”, “formidable” y “un verdadero éxito para el champán”.

Interior de una bodega de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Interior de una bodega de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Los líderes en cuota de mercado a escala global siguen siendo las grandes marcas, con la gran rival y también francesa Moët & Chandon en cabeza. Sin embargo, también empresas familiares como Roederer, que emplea a unas 700 personas, se sitúan entre las más vendidas más allá de abanderar un nombre prestigioso.

Viñas ecológicas

Imágenes de los viñedos dónde se produce el Cristal Rosé de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Imágenes de los viñedos dónde se produce el Cristal Rosé de Louis Roederer / LOUIS ROEDERER

Uno de los grandes proyectos de Roederer en clave de futuro es la agricultura ecológica, que Rouzaud ve como sinónimo de “autenticidad”. “Es importante no solo para preservar el planeta, sino para recuperar los sabores tradicionales”, reivindica.

Hace 20 años que la casa empezó a trabajar con viñas ecológicas, lo cual supone “un camino hacia la viticultura familiar”. La empresa asegura que ya está a punto de contar con 115 hectáreas certificadas de las 240 que controla en total, una cifra que planea ir aumentando “poco a poco”.