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José Sanclemente: "Los editores no supimos ver los cambios que se iban a producir"

El presidente de eldiario.es considera peligroso que en estos momentos las plataformas y las redes sociales controlen casi el 80% de la publicidad digital

28 febrero, 2021 00:00

José Sanclemente es el presidente del consejo de administración de eldiario.es. Antes y durante una larga etapa fue el consejero delegado del Grupo Zeta. También fundó junto a Planeta el diario gratuito ADN. Además, es asesor editorial y tiene tiempo para escribir novela negra --Regeneración es su última entrega--, un economista rara avis en la prensa de nuestro país. Su trayectoria profesional discurre paralela al gran desarrollo editorial español a finales del siglo pasado, a su expansión tras la desaparición del monopolio televisivo y al choque que ha supuesto la irrupción de la tecnología digital y las redes sociales.

Por eso está autorizado para lamentarse --“Los editores no escuchamos a los lectores ni estuvimos atentos a los cambios que se podían producir”-- y para diagnosticar los males que han obligado a hincar la rodilla a los diarios más poderosos del país: su afán por convertirse en grandes grupos, lo que les llevó a endeudarse por encima de sus posibilidades.

Sanclemente fue testigo de cómo el Grupo Zeta entró en la industria televisiva comenzando así el camino de lo que sería su caída. Algo parecido a lo que ocurrió en Prisa, cuyas enormes deudas le han puesto en manos de fondos de inversión.

José Sanclemente, presidente del consejo de administración de eldiario.es, durante la entrevista / LENA PRIETO

José Sanclemente, presidente del consejo de administración de eldiario.es, durante la entrevista / LENA PRIETO

--Un grupo de inversores regionales hicieron hace poco una oferta por El País y la Cadena Ser. Antes, Prensa Ibérica compró un holding de ámbito nacional como es el Grupo Zeta. ¿Qué está pasando?

--Los grupos que parecían más consolidados, incluso los número uno durante muchos años, atraviesan dificultades económicas. Se le añade que no han sido capaces de hacer la reconversión tecnológica que les permitiría reconectarse con su audiencia. Han perdido difusión y referencia.

Otros que tienen ideas e intereses más claros para invertir en estos medios hacen ofertas cuando el mercado está barato. El precio de compra del Grupo Zeta quedó muy por debajo de los que se habían barajado en 2006-2007, cuando podría haber obtenido beneficios, pero tras su mala evolución ha sido adquirido por la deuda acumulada.

--O sea, los problemas de los grupos son las dificultades económicas y la capacidad para adaptarse a las nuevas tecnologías.

--Si, pero en el análisis habría que incluir las razones por las que se han producido esas crisis, que tienen que ver con que se hicieron algunas inversiones poco acertadas, como es el caso de Prisa con la compra de Sogecable. Recuerdo que Jesús Polanco siempre decía que éramos demasiado pequeños y que un día vendría alguien y se nos comería. Su idea entonces era la de crecer, hacerse un grupo multimedia, algo que dos décadas atrás era fundamental para muchos editores. Ese fue el origen de un endeudamiento que les hizo mucho más débiles.

--Además, se da la circunstancia de que la inversión tecnológica es mucho más barata que hace 20 años.

--Evidentemente, hay más tecnología y herramientas. Todo eso hace que las estructuras empresariales sean mucho más económicas, lo que no significa que no sean importantes. Hay quien piensa que poner en marcha hoy un medio sale casi gratis. Es un error: o estás dispuesto a invertir y ser puntero o no pasarás de ser sencillo y sin relevancia.

--Porque la asignatura pendiente no es solo la tecnología, sino de mentalidad digital.

--Yo creo que en realidad el secreto está en el modelo que se elige. Lo primero que hay que preguntarse es por la cultura empresarial, los principios básicos que van a orientar el proyecto.

En eldiario.es nos pusimos como pilar básico que todo el mundo tuviera acceso al medio, lo que nos condicionaba el modelo de pago que vendría después: sabíamos que sería un periodismo de pago si quería ser independiente, pero a la vez lo concebíamos como un servicio público. Eso te condiciona todo lo demás. Y decidimos que los accionistas mayoritarios serían periodistas que trabajaran en el diario, no queríamos fondos, bancos ni personas ajenas al diario.

Sanclemente y la cultura empresarial de los medios de comunicación / LENA PRIETO

--Pero ese planteamiento puede limitar el proyecto.

--En realidad, informa la cultura y te define el modelo. Si queremos que todo el mundo lo lea y, además, ponemos un sistema de pago la cuestión está en ver cómo combinas ambos elementos. Pues, muy sencillo. Aquel que no pueda pagar se tiene que hacer socio y explicarnos los motivos por los que no puede –estoy en paro, soy estudiante, en este momento no me va bien, la pandemia-- y se puede acoger a una tarifa, pero sin pagar.

--¿Y eso les ha dado resultado?

--Nos ha permitido crecer desde los 35.000 socios que teníamos antes del estado de alarma a los 62.000 de ahora, además de los 4.000 que se han acogido a esta tarifa de cero euros. Por eso digo que es importante definir primero la cultura y después el modelo que vas a aplicar.

--¿Por qué es tan difícil conseguir que los lectores paguen por la información? Antes sí compraban diarios.

--Soy bastante optimista, no creo en esa resistencia. Los lectores se van sumando, y tengamos en cuenta que en algunos medios el pago online apenas tiene unos meses. Me alegra oír a otros hablar de sus suscriptores porque estamos creando un ecosistema nuevo para reemplazar al que nosotros nos encargamos de destruir; es como una regeneración.

--¿Cómo lo destruyeron?

--Empezamos por dar gratis nuestros contenidos online. Luego tuvimos la mala fortuna de que se incorporaron las redes sociales, que incluso regalaban nuestros contenidos. Pero ahora ese ecosistema se ha viciado porque hay muchísima más información, pero con noticias falsas mediadas por intereses políticos, financieros, del poder. El ciudadano debe saber que solo con un periodismo riguroso, con medios suficientes y con recursos para que los periodistas puedan hacer su trabajo hay información de calidad. Con calidad y honestidad el lector se irá incorporando.

--Sin embargo, la radio y la televisión parecen haber salido indemnes. Y mantienen un gran predicamento: más del 60% de los españoles dicen que se informan por la televisión, que es gratis.

--Se puede comparar con el mundo de los libros, donde parecía que el ebook haría desaparecer al de papel, pero están conviviendo perfectamente. Cada vez se venden más en formato clásico y más electrónicos. Y en el caso de los audiovisuales, también hemos visto una segmentación hacia la televisión de pago: antes toda era gratuita y ahora con la pandemia ahí están las cifras de suscripciones de canales como Netflix, HBO o Movistar. Conviven los dos modelos.

--¿Cuál cree que será el papel de las redes sociales en el futuro? ¿Mantendrán el peso que tienen ahora incluso como medios de información?

--Creo que están aquí para quedarse y para crecer. Ya vemos cómo estos gigantes que nos han atrapado con las redes están haciendo cambios para adaptarse a los gustos y las necesidades de sus clientes; lo hacen mucho mejor que lo hicimos los editores años atrás. No escuchamos a los lectores ni estuvimos atentos a los cambios que se podían producir.

Sanclemente comenta el papel de las redes sociales en los medios de comunicación digitales / LENA PRIETO

--¿Demasiada seguridad en el negocio / monopolio?

--No lo sé. Pero es muy extraño que nosotros, que teníamos a los clientes cautivos, incluso los anuncios clasificados, no supiéramos darle a ese lector lo que quería. Vinieron otros que no se dedicaban a los contenidos, utilizaron los nuestros, y se quedaron aquí. Son una gran fuente de información y también una gran fuente de desinformación. Además, deberíamos ver que en realidad lo que venden es a nosotros mismos, nuestros gustos, nuestras formas de operar, de comprar e informarnos.

--Le veo crítico con las plataformas.

--Pues, sí. Tienen mucho peligro porque todos caemos en la propia desinformación. Nos envían algo por Whatsapp o Facebook y lo reenviamos sin comprobar si es un bulo. Como dice Iñaki Gabilondo, cuando hay inundaciones es cuando más escasea el agua potable.

--Los expertos creen que la publicidad digital va experimentar un buen crecimiento, pero que plataformas como los buscadores y los agregadores tendrán más peso en su distribución.

--Es un gran problema porque cerca del 80% de esa publicidad digital está ya en plataformas y redes sociales, lo que quiere decir que los medios no podrán financiarse exclusivamente por la publicidad. Si alguien que comparta el modelo empresarial que antes ha definido cree que va a sobrevivir solo con la publicidad, se equivoca.

Será una parte de los ingresos, pero cada vez más tendrá que ser el pago por contenidos el que dé la independencia al medio. Porque, como dices, las plataformas serán las distribuidoras de la publicidad y serán imbatibles por su tremendo alcance.

--¿Qué pueden hacer los productores de contenidos frente a los gigantes?

--Aprovecharnos de ellos. Google News tuvo que desaparecer de España por la presión de la Asociación de Medios de Información (AMI), que en aplicación de la ley de propiedad intelectual, se negó a entregarle la información. Se fueron dejando a España como el único país sin su presencia. Ahora hay un nuevo debate porque Google quiere volver y pagar por las noticias, pero hay unos editores aferrados a la idea de que no se debe entregar nada, frente a los que están por aprovechar la capacidad de Google para llegar a mucha más gente y para que pague.

--¿Cuál es su posición en ese debate de editores?

--Claramente a favor de una apertura hacia las propuestas de Google, como se está haciendo en Francia, por ejemplo, que ya está cerrando acuerdos. Manteniendo la independencia del medio y la titularidad de las informaciones. Pero, ya digo, es un debate muy enconado con algunas cabeceras clásicas, de toda la vida, que pretenden que se use la licencia Cedro, que paguen unas regalías que no son viables.