Menú Buscar
Pásate al modo ahorro
El dramaturgo Jordi Galceran / LLUÍS BERNAT

Jordi Galcerán: "Barcelona no ha sabido crear un turismo teatral como Madrid"

El dramaturgo estrena nueva obra en Madrid, 'Los asquerosos', y vuelve a Barcelona con 'El mètode Gronhölm'

20 min

El dramaturgo Jordi Galcerán regresa a los escenarios --si es que alguna vez se fue-- con una nueva obra bajo el brazo, Los asquerosos, la adaptación de la novela de Santiago Lorenzo. Un reto que no ha sido nada fácil.

La obra, un gran éxito de la literatura española en 2018, narra la historia de Manuel, un hombre que se refugia en un pueblo de la España vaciada tras un problema accidental que tuvo con un agente de la Guardia Civil. Secun de la Rosa da vida al protagonista en la adaptación teatral que dirige David Serrano. Con él sobre el escenario, está Miguel Rellán.

Aventura en pandemia

Todos ellos se atreven con esta aventura cuya dificultad radica en mantener la esencia del lenguaje de Lorenzo. Un texto muy particular, casi antinatural, que Galcerán, junto con Jaume Buxó, trata de que fluya en el Teatro Español de Madrid, desde el 17 de diciembre.

El estreno llega acompañado del regreso de El mètode Gronhölm en Barcelona, y de la temporada 11 de Burundanga en la capital. Un éxito rotundo en tiempos de pandemia donde los teatros están al 50% de su capacidad y con la angustia de si la evolución de la pandemia les obligará a volver a cerrar.

Crónica Global habla con el dramaturgo catalán sobre los retos que ha supuesto adaptar la novela de Lorenzo, su silencio artístico desde 2013 con El crédito, las diferencias entre el teatro de Madrid y Barcelona y cómo el Covid ha afectado al sector.

Escena de 'Los asquerosos' / TEATRO ESPAÑOL
Escena de 'Los asquerosos' / TEATRO ESPAÑOL

Pregunta: ¿Cómo llegó a la obra?

Respuesta: Estábamos preparando una obra con Jaume Buxó y, un día, viene un amigo y me dice que he de leer el libro de Santiago Lorenzo, porque es increíble y que cree que puede funcionar. Y me la leí y nos atrevimos.

P: La obra fue muy vendida, ¿sientes respeto porque el público que la haya leído crea que no es fiel al original?

R: Lo que hemos intentado es mantener de forma estricta lo que caracteriza a esta novela que es el estilo de escribir de Santiago. Conservamos la trama, por supuesto, pero el 95% de lo que dicen los personajes en la adaptación teatral son palabras de la novela. Los personajes son absolutamente fieles. Buscamos que el encanto, la gracia, lo que hacía especial a esa novela cuando la leías no se perdiera.

P: ¿Cómo ha sido el trabajo de adaptarla? Porque como dices tiene es una manera muy peculiar de narrar y de hablar.

R: Ha sido un trabajo de orfebrería. Sacábamos de la novela todas las frases que podíamos utilizar. Un corta y pega que hemos hecho entre Jaume Buxó y yo, para intentar mantener esa sensación de que estás en un mundo muy especial por el lenguaje que utiliza.

P: Esta es la segunda adaptación que haces de una obra ya escrita, tu escribes tus propias obras, ¿cuál es la diferencia entre enfrentarse a una creación personal y hacerlo con la de otro?

R: Lo más importante es respetar al autor. Yo lo soy y siempre pienso: "no hagas con otro lo que no te gustaría que hiciesen contigo". A mí me han adaptado obra y a veces piensas: “y este tipo por qué me ha cambiado el final, con qué derecho”. Y te molesta, así que no voy a hacer eso. Intento ser siempre lo más fiel al autor, lo cual no significa ser lo más literal. Tienes que ser fiel al espíritu del autor. En el caso de Los asquerosos es ser lo más fiel al lenguaje, pero quitamos cosas, lo adaptamos al tiempo teatral.

P: ¿Va a girar y a llegar a Cataluña?

R: Espero que sí. Si hay suerte.

P: ¿Llegará en catalán o castellano?

R: En castellano, porque en Cataluña tenemos la gran suerte de que entendemos muy bien el castellano. Y no tiene ningún sentido traducir al catalán una obra escrita originalmente en castellano.

P: Con Burundanga de nuevo en Madrid, el reestreno de El mètode Gronhölm y el estreno de Los asquerosos, tras meses de pandemia, ¿se empieza a ver la luz al final del túnel?

R: No lo sé. Creo que hasta que no nos vacunemos todos esto no se va acabar. Te lo digo por lo que uno se informa y lee. Las previsiones para las próximas semanas no son buenas y no te extrañe que todo esto que abriéramos ahora lo volvamos a cerrar otra vez. [Unas afirmaciones con visión ya que las realizó el martes, antes de que el Gobierno y las comunidades autónomos reforzaran las restricciones por Navidad]

Los actores de 'Burundanga' / EP
Los actores de 'Burundanga' / EP

P: ¿Cree que incluso si hubiera un rebrote, pese a que se ha declarado bien esencial por parte de la Generalitat, se volverán a cerrar? ¿Apuesta porque se mantengan abiertos los teatros, que defienden que son espacios seguros?

R: Depende. Si los números de la pandemia van a peor yo cerraría, lo cerraría todo, porque hay unas cosas que son primero y otras cosas que son después. No se ha establecido ninguna cadena de contagio en ningún cine ni en ningún teatro. Pero el problema no es tanto lo que sucede dentro como lo que sucede fuera. Es un problema de movilidad. El problema que generan, por ejemplo, 1.000 personas yendo al Liceu que se relacionan con otras, quedan con unos amigos… eso es más peligroso que lo que ocurre dentro porque es un espacio en que la gente está sentada, separada, con mascarilla, en silencio. Ya te digo, es muy extraño que no se haya documentado ninguna cada de contagio en un teatro, y es que si tu burbuja va al teatro y vuelve a casa sin relacionarse no hay ningún peligro.

P: ¿Cree que se ha gestionado bien en el mundo de la cultura?

R: Es muy complejo. En teatro he aprendido una cosa: cuando voy a ver una obra mía que no les ha salido bien, porque el montaje no les ha salido bien o lo que sea, yo lo que hago es felicitarlos a todos y darles las gracias. Porque sé que nadie ex profeso lo ha hecho mal, han hecho todo el trabajo posible para que saliera bien y no ha sido así, qué le vamos a hacer. La gente que toma las decisiones Covid no lo hace pensando en provocar el máximo de contagios posible, sino que lo hace pensando en que haya el mínimo y que la gente pueda sobrevivir. Es muy complejo hacer esto. Y a mi compañía le felicito porque lo están haciendo tan bien como puede.

P: Ha dicho que alguna vez alguna obra no ha salido tan bien cómo quería, ¿ha sido a menudo?

R: Me ha pasado pocas veces. Si he tenido el éxito que he tenido es porque tuve mucha suerte y los montajes de mis obras han sido muy buenos con compañías muy buenas. Siempre hay casos que piensas: “¡uf! Aquello que me hicieron aquella vez, qué pena”. Pero me ha pasado pocas veces y la demostración es que la mayoría de mis obras han ido bien y han tenido éxito. Ha habido un par o tres que resultaron fallidas y pueden serlo por varias cosas. Por ejemplo, Burundanga se estrenó en Barcelona y no estaba mal la producción y se hizo seis semanas, en Madrid lleva 11 años. ¿Por qué? No lo sé. Hay tantos factores: los actores, el teatro, el director, el momento en el tiempo, la promoción que has hecho, si falla una de estas cosas la producción se cae.

P: De hecho, El mètode Gronhölm vuelve ahora a Barcelona, pero en Madrid apenas ha parado desde su estreno y Burundanga allí sigue. ¿Por qué pasan estas cosas?

R: Es muy distinta Madrid a Barcelona como plaza teatral. No hay comparación ni por masa de espectadores, que en bruto es más grande en Madrid que en Barcelona; ni por el estilo con que el público va al teatro en ambas ciudades. En Barcelona, en un porcentaje altísimo, la gente va al teatro como una actividad cultural, más que a una actividad de puro entretenimiento. En Madrid, en cambio, existen las dos cosas: un teatro entendido como actividad cultural y otro que es puro entretenimiento, que en Barcelona cuesta más que exista. Y yo que voy más por el entretenimiento tengo muchas más posibilidades en Madrid que en Barcelona. Madrid tiene una cosa que no hemos sabido crear en Barcelona que es el turismo teatral. La gente que va un fin de semana a Madrid una de las cosas que tiene planeadas es ir al teatro, esto en Barcelona no pasa. Todo esto hace que las obras no puedan durar tanto en Barcelona que en Madrid. ¿Cuál es mejor o peor? No lo sé. Son maneras distintas de funcionar.

P: ¿A qué cree que se debe? ¿Cree que se ha hecho algo mal, que no se haya fomentado el turismo cultural?

R: No. Para hacer turismo cultural debes tener espectáculos que vayan a una amplia base de espectadores. Tenemos algunos, como el Mago Pop y estará allí todo lo que él quiera estar. La mayoría no están pensados así. Los teatros no programan como en Madrid. En Barcelona hay muy pocos teatros privados que programen en abierto, es decir, que programen una obra y mientras vaya bien la mantienen. En Barcelona programan la temporada entera desde el principio con un número determinado de obras un tiempo concreto y vayan bien o mal las cumplen. Tienen una obra llena durante dos meses que podría estar cuatro y la hacen caer porque su programación es esta. Funcionan como un teatro público.

P: ¿Cree que el idioma influye?

R: No, porque cuando hablo de turismo cultural hablo del que hay dentro de Cataluña y si fuera a nivel nacional tampoco creo. Vas a Londres y ves un espectáculo en inglés. Si hiciéramos El fantasma de la ópera en catalán con el mismo nivel, si pudiéramos, el de Santander vendría y lo vería.

P: Al respecto de nuevo de esas diferencias entre Madrid y Barcelona. En una entrevista reciente a Guillem Clua, hablaba de un éxodo de actores y dramaturgos de Barcelona a Madrid, que antes era a la inversa. ¿Qué opina?

R: En Barcelona nuestro ecosistema teatral es pequeño y en cambio tenemos un superávit de trabajadores del teatro (autores, directores, actores…) con un nivel muy bueno que se encuentran con dificultades para poder estrenar y poder trabajar y de una forma natural buscan nuevos campos donde poder trabajar y poder abrirse. Es lógico que, si tienes una lógica de hacer teatro para el gran público, comedias, espectáculos grandes de tamaño en Barcelona está muy difícil. Es lógico que se vaya a lugares donde se pueda desarrollar. En Barcelona, hay más gente de la industria de teatro de lo que la industria puede absorber.

P: ¿Tiene algo que ver la inversión pública? El sector cultural reclamaba el 2% de inversión cultural en los presupuestos de la Generalitat antes de la pandemia.

R: Es un poco todo, de todo el sistema. No hay teatros suficientes para mantenernos a todos, ni público suficiente, ni dinero suficiente en las administraciones públicas para mantenernos a todos. Por eso es normal que la gente migre, como en todos los sectores.

P: Sus obras en cambio triunfan en Barcelona, en Madrid y en el mundo. ¿Ha perdido la cuenta de las obras que tiene en cartel repartidas por el Planeta?

R: Ahora, como hace tanto que he dejado de escribir las cosas, van bajando pero en el gran momento de Gronhölm que fue hace siete u ocho años tenía un montón de producciones por todas partes. Todavía quedan por el mundo, pero ya no es cómo antes.

Puesta en escena de 'El mètode Gronhölm' / EP
Puesta en escena de 'El mètode Gronhölm' EP

P: ¿Le sorprendió ese éxito?

R: ¡Pues claro! ¿¡Cómo no me va a sorprender!? Si es una cosa casi imposible lo que pasó con Gronhölm. Yo sólo la escribí, el resto se hizo sólo. Se ha llegado hacer en 60 países, en Moscú llevan 12 años que la están haciendo, en Alemania han hecho más de 400 versiones distintas de esta obra, se ha hecho en Corea, en Irán… se han hecho cosas muy raras. Y yo no he hecho nada, ha sido la propia comedia que ha ido creciendo sola.

P: Bueno, también son temas que pueden ser universales.

R: Sí. Una de las cosas buenas que tiene es que el conflicto de los personajes se entiende universalmente. Que alguien tenga que buscar trabajo y lo tengan que seleccionar pasa en todas partes, lo que en la obra está llevado al límite. Pero lo que es importante es que la identificación con los sentimientos de los personajes en todo el mundo se entiende. Esa voluntad de los personajes de querer agradar a la empresa, de querer gustar es lo que hacemos todos cada día. Este es el juego de los personajes.

P: Y ese mismo método de querer agradar lo utiliza o le deja llevar por lo que le inspira.

R: Yo no sé nada. Si supiera cómo lo hago ya hubiera escrito cuatro Métodos Gronhölm más. A mi me pilla una historia y la escribo. Lo que pase luego no lo sé. Lo intento hacer lo mejor posible y a mi me cuesta mucho, porque me tiene que volver loco a mí. Y eso me cuesta mucho. Soy un tío muy normal y si consigo que a mi me divierta, divertirá a mucha gente, porque soy igual de corriente.

P: ¿El confinamiento ha ayudado a inspirarle cómo se dijo que podía ser útil o al contrario?

R: Yo no quiero escribir sobre el Covid. Cuando estás metido en una cosa… dentro de un tiempo quizás ya haremos comedia sobre ello. Personalmente, durante el confinamiento, con todo el tiempo del mundo, no hice nada. Y es una cosa que comparto con otros guionistas y autores y que hemos comentado. Tenías esa sensación de tristeza de “pa’ qué, si el mundo se acaba” (ríe). No hice nada.

P: Desde El crédito no estrena una obra. ¿A qué se debe?

R: Se debe a que no se me ocurre nada que sea interesante. Yo para escribir una mala obra, ya no me pongo. Para mí, que escribo comedias, creo que se debe tener una muy buena idea, y a mí me cuesta mucho tenerlas. Ahora he acabado una, pero todavía no estoy del todo satisfecho y supongo que la terminaré y la estrenaré. Pero durante estos 7 u 8 años desde que estrené El crédito venía cada día al estudio con la voluntad de escribir una obra nueva y encontrar una buena idea para escribirla. Lo he probado. Pero para cagarla no te pones. Además, como tengo la suerte de que mis obras duran mucho, económicamente puedo sobrevivir, y no hace falta estrenar una mierda si no te obligan.

P: ¿Espera que Los asquerosos se convierta en un nuevo Gronhölm?

R: A mí me encantaría por lo especial que es la forma de escribir que tiene Santiago. El libro ya se ha convertido en algo especial sin ser un super-superventas, aunque se ha vendido mucho. Y tiene mucho mérito porque escribe muy raro y es muy difícil. Tiene mucho mérito. Estaría muy chulo que el teatro hiciera que la obra se conociera más.