Coco Chanel en los años 30©Ministerio de Cultura. Mediateca de la arquitectura y del patrimonio / GRAND PALAIS ANDRÉ KERTÉSZ

Coco Chanel en los años 30©Ministerio de Cultura. Mediateca de la arquitectura y del patrimonio / GRAND PALAIS ANDRÉ KERTÉSZ

Creación

El glosario visual de Gabrielle Chanel en el Palais Galliera

El museo parisino dedica una amplia retrospectiva a la legendaria modista y su eterna búsqueda de la simplicidad

3 enero, 2021 00:00

“La moda no solo existe en los vestidos. La moda está en el cielo, en la calle, la moda tiene que ver con las ideas, con la forma en la que vivimos, con lo que está pasando”, decía la mítica diseñadora que revolucionó el armario femenino con un código sereno, exquisito, eterno. Su figura es clave carpara entender la evolución de la moda durante el pasado siglo. “Gabrielle Chanel consagró su larga vida a crear, perfeccionar y promover una nueva forma de elegancia basada en la libertad de movimiento, una actitud natural y desenfadada, una elegancia sutil alejada de extravagancias, un estilo atemporal para una mujer nueva”, apuntan desde el museo acerca de esta exhibición que plantean como un manifiesto.

Una modelo desciende por las escaleras del 31 rue Cambon©Ministerio de Cultura. Mediateca de la arquitectura y del patrimonio / GRAND PALAIS F.KOLLAR

Una modelo desciende por las escaleras del 31 rue Cambon©Ministerio de Cultura. Mediateca de la arquitectura y del patrimonio / GRAND PALAIS F.KOLLAR

Tras casi dos años cerrado por reformas, el parisino Palais Galliera regresa a lo grande con una ambiciosa muestra de la emblemática diseñadora. Gabrielle Chanel. Manifiesto de moda, es el título que ampara esta magnífica retrospectiva formada por más de 350 piezas, ocupando una superficie cercana a los 1.500 m2, y que obedece a un recorrido cronológico en el exclusivo distrito XVI de la capital francesa. Comisariada por la española Miren Arzalluz, directora del museo, la piezas exhibidas proceden de los propios fondos de la institución, así como del archivo patrimonial de Chanel, también del Victoria & Albert Museum de Londres, del De Young Museum de San Francisco, del Museo de la Moda de Santiago de Chile, el MoMu de Amberes, además de varios coleccionistas privados.

Gabrielle Chanel y Suzy Parker fotografiadas por Richard Avedon en enero de 1959© / The Richard Avedon Fundation

Gabrielle Chanel y Suzy Parker fotografiadas por Richard Avedon en enero de 1959© / The Richard Avedon Fundation

Pionera de los 'must have'

Nacida en 1883 en la localidad francesa de Saumur, Gabrielle Bonheur Chanel supo transformar, como nadie antes había logrado, el significado de la indumentaria como reflejo de los dogmas sociales atribuidos a las mujeres. A ella le debemos en gran parte la liberación del cuerpo femenino, sometido por corsés e incomodos vestidos, adaptando las prendas masculinas por excelencia a nuestra silueta.

Elegía tejidos ligeros y flexibles para confeccionar faldas y pantalones holgados, cómodas chaquetas y camisas o jerséis de punto, todo ello esbozado con un depurado y funcional diseño que se convertiría en la epítome de una nueva forma de elegancia. Todavía hoy sus innovadoras creaciones están muy presentes en nuestros armarios.

El nº 5, el accesorio imprescindible

La primera parte de este “manifiesto” recuerda cronológicamente algunos de sus primeros diseños. Piezas emblemáticas del universo Chanel como son el inconfundible jersey de rayas marineras de 1916, “les petites robes noires” o los sofisticados vestidos de la década de 1930.

El icónico Nº 5 ocupa una sala. El célebre perfume fue creado en 1921, desde entonces simboliza el espíritu de la legendaria “maison”. Cerca de 80 ingredientes componen este fabuloso elixir fruto de la alquimia del perfumista Ernest Beaux. Una sofisticada esencia “radicalmente diferente”, tal y como quería la diseñadora, que luce el galardón de ser el perfume más vendido del mundo, ese que Marilyn usaba como único pijama.

Frasco del perfume Nº 5 de 1921. Patrimonio Chanel©Julien / T. HAMON

Frasco del perfume Nº 5 de 1921. Patrimonio Chanel©Julien / T. HAMON

Códigos universales

El segundo gran apartado ahonda en sus códigos de vestimenta plenamente reconocibles e infinitamente revisionados por sus herederos al frente de la firma. El traje de tweed, alter ego femenino del traje de caballero. El dos piezas más reivindicativo de la historia. Mademoiselle lo ideó cómodo y sencillo, respetando la anatomía femenina. Aún hoy, un referente de estilo.

Otro de sus clásicos atemporales es el bolso 2.55. Diseñado en 1955 es otro de los emblemas de la lujosa marca. La superficie acolchada, la solapa que cierra con un torniquete y la cadena, que permite llevarlo en la mano o en bandolera, lo han posicionado en el top de los más codiciados. Lo mismo que sus zapatos bicolor, planos o con tacón reducido para un mayor confort.

Las perlas eran uno de sus accesorios favoritos, así se constata en muchas de las imágenes que se conservan. Los complementos suponían el contrapunto perfecto a la sencillez de sus propuestas. Mezclaba magistralmente bisutería y alta joyería. Estilismos eclécticos en los que un broche se podía colocar en el hombro, la cadera o en el reverso de una manga, también coronando un sombrero. Las joyas se diseñaban bajo estrecha colaboración de reputados joyeros como François Hugo, Robert Goossens o Gripoix. Su repertorio iconográfico: la cruz, la estrella, el león, el sol, la espiga… pero su universo bebía también de inspiraciones exóticas e históricas, así como de motivos florales.

En la galería sur se puede admirar la evolución de los vestidos de noche. Todo un ejercicio de estilo. Discretos, elegantes y ligeros. Leal a su gama cromática donde imperan el dorado, el blanco roto, el negro o el rojo los confecciona en delicadas muselinas y organzas.

Siempre fiel a su reglas y principios supo imaginar un estilo propio e inconfundible. Su genio visionario y su personalidad rebelde y ambiciosa cambiaron para siempre los paradigmas de la moda. El 10 de enero de 1971 Gabrielle Chanel fallecía en París. Dicen que sus últimas palabras fueron: “Bueno, así es como se muere”. A punto de cumplirse 50 años de su desaparición y un siglo de la creación del Nº 5 la vigencia de su inmenso y universal legado permanece intacta.