Bodegas Torres / CG

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Creación

La Carretera del Vino (III): De la costa a tierra adentro

Un recorrido por las bodegas del Penedès y El Garraf, donde cada variedad de uva es individual y en ella vive un genio irrepetible e inimitable

2 julio, 2018 00:00

Al inicio de la ruta, saliendo del mar, solo se intuyen las dulces laderas soleadas y las arboledas que cercan algunos viñedos. Pero será al final del camino cuando, desde la altura de Sant Martí Sarroca, el Penedès se nos revele como un jardín sobrio con el toque mesopotámico de las viñas en escalera de amplios peldaños atravesados por afluentes y surcado por caminos zigzagueantes que desembocan en el mar. De cerca, en la entraña de los pequeños valles, hay un paisaje inquieto de fruta, vino y olivo. Cada variedad de uva es individual y en ella vive un genio irrepetible e inimitable.

A pocos metros de la playa, la bodega del Hospital Sant Joan Baptista de Sitges alberga un entorno modernista sobre una finca de dos hectáreas construida en 1012 con viñedos en el centro del municipio, el enclave cosmopolita por excelencia del litoral catalán. Allí se conservan las últimas cepas de la Malvasía de Sitges, la variedad que llegó al Penedès en el siglo XIV. Más adelante, ya en el municipio de Sant Pere de Ribes, Puig-Batet es una pequeña bodega especializada en la elaboración artesanal. Sus dueños y gestores han recuperado la finca del Corral d’en Massó, con un siglo de historia de viñas cercadas por el mar y el somontano, ubicadas en el Parque Natural del Garraf. Puig-Batet ofrece el Xic blanco, el Fer el trago (rosado), el Vibacu (tinto) y el Petit Roc, un crianza en ascenso.

Una foto del Hospital de Sitges, donde se hace la malvasía

Una foto del Hospital de Sitges, donde se hace la malvasía

Foto de la bodega del Hospital Sant Joan Baptista de Sitges

Propietarios de las viñas

Sin movernos del municipio de Sant Pere de Ribes, sobre un terraplén cubierto de césped que recuerda al cottage británico, se levanta la Torre del Veguer, una construcción indiana con torre de vigilancia renacentista de aires florentinos. Es la antigua propiedad de los Ferrer i Vidal, dueños de la mítica Fábrica de Mar en Vilanova i la Geltrú, una marca indiscutible de la Revolución del Vapor y las indianas. Su actual propietario, nieto del último Ferrer-Vidal, es Joaquín Gay de Montellà, presidente de la gran patronal catalana Foment del Treball Nacional. Sus vinos glosan la memoria de los antepasados y contienen como ingrediente las típicas hierbas aromáticas de El Garraf. En el interior de la torre, que es una auténtica masía fortificada, se encuentra la Sala Dalí, en memoria del pintor de Cadaqués que fue amigo personal de los Ferrer i Vidal y los Montellà.

Más arriba, tierra adentro, la siguiente estación de La Carretera del Vi se encuentra en Olèrdola, un pequeño núcleo rural de permanencias prehistóricas y de fuerte implantación del arte sacro occidental, con la Capilla del Santo Sepulcro, que fue rescatada del Estado después de la desamortización de los bienes de la Iglesia que inició Godoy a finales del XVIII. Allí se encuentra la Finca Viladellops, productora de vinos que miran de nuevo al manto arcilloso y calcáreo del macizo de El Garraf. Viladellops basa su elaboración en el Xarel·lo y la Garnacha para lanzar al mercado vinos ecológicos con bajos niveles de sulfurosos, con notas minerales en los blancos y tiza en los tintos.

Una foto de la finca de Viladellops

Una foto de la finca de Viladellops

Una foto de la finca de Viladellops

Aun sin movernos de la misma Olèrdola, podemos visitar la Masia Torreblanca, una construcción que se remonta al siglo XII, y una muestra clara de la convivencia entre el vino y el aceite. Allí remansan la viña, el olivo, el algarrobo pegados a un bosque, que separa El Garraf del Penedès. Torreblanca es una finca vinculada a la herencia cultural de la localidad mercada por la figura de Francec Rius i Taulet, primer marqués de Olèrdola, un título nobiliario español otorgado en 1889 por la regente María Cristina de Habsburgo Lorena, durante la minoría de edad de Alfonso XIII. Como es bien sabido, Rius i Taulet, un político de inspiración liberal, fue alcalde de Barcelona, creó la Exposición Universal de 1888 (la primera), construyó el Moll de la Fusta y levantó el Parque de la Ciutadella.